8. Huída

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Durante esas horas me dió tiempo a fijarme más en la tal Yv.

No era mucho mayor que Erika, ni en edad ni en altura, el cabello, recogido en diferentes trenzas, se unían hacia atrás hasta la nuca donde luego aparecian a su vez largas rastas decoradas con argollas de distintos metales. Tenía un curioso tono, que iba desde mechas negras hasta doradas, pasando por tonos cobrizos, simplemente parecía fuego.

Llevaba los ojos pintados y numerosos pircings en las orejas.
La ropa era de cuero y pelo, asi como también llevaba capucha y brazaletes de protección en los antebrazos, por debajo, una camisa de lana basta, y una especie de falda de camuflaje con unos pantalones de cuero por debajo de esta. Botas altas con pinchos en la suela y numerosas dagas una en cada bota, otra en el muslo y otras mas grandes en el cinturón que llevaba en la cadera.
Era evidente que su hogar no tenía nada que ver con el de Erika, ella iba mucho más sencilla, con una blusa, el corsé que parecía un peto, la falda y el chal. Sus botas a su vez, eran suaves y delicadas.

Llevabamos corriendo un buen rato, sin parar , guiados por Yv, supuse que el rumbo no era el que Erika tenía planeado porque miraba el cielo y eventualmente a mi de reojo con cierta duda.
De pronto, se desplomó y recordé que llevaba más de 7 horas sin comer ni beber, caminando casi sin descanso bajo un sol de mil demonios.

Me senté junto a ella y le grité a Yv que parara.

-Joder tía, estas hecha mierda. Bebe un poco anda.-dijo acercandole su cantimplora a los labios. Ella lo esquivó con fastidio e Yv se echó a reir.-¿En serio te crees que soy tan gilipollas de dejar que me envenenen mi botella? Por muy sutil que lo hicieras, noto cuando algo cambia de todo cuanto poseo, cambié de cantimplora cuando estaban con la pelea. Esto es solo agua, la otra era whisky del bueno, pero lo que le echaste,¿era un somnifero no? Al menos a eso olía.

Erika olisqueó la cantimplora antes de tragarse la mitad de un tirón.

-También tengo manzanas y si no podéis seguir, volveré, el rio al que os llevaba no está muy lejos, pescaré algo y lo traeré.-y tras vacilar un momento, añadió-¿Tu también necesitas comida no?

-No, yo estoy bien gracias.

Se encogió de hombros, puso las 4 manzanas que tenía en su bandolera en el regazo de Erika y se perdió entre los árboles. No sin antes dejar también junto con las manzanas, uno de sus cuchillos, el cual Erika guardó enseguida en el chal.

Tras unos minutos de silencio asegurandome de que se hayaba lejos, cogí una manzana y deseando el cuchillo que acababa de darnos metí la "mano" dentro del chal, esperando que ese fuera el modo básico de su uso, pero nada ocurrió, Erika empezó a reirse suavemente, por el cansancio, tras relajarse había observado mi táctica fallida.

-¿Qué es lo que buscabas?-pregunto en un susurro.

-Un cuchillo.

-Ah, ya. Yo tampoco me fio de ella, al menos no tan pronto como ella finge confiar en nosotros.-metió la mano en el chal buscando la herramienta.

-No lo quería por ella, sino para pelar y cortar la manzana para que comieras.

-Ah, bueno. Gracias-me dió el cuchillo y se volvió a acostar sobre el suelo lleno de maleza.

No estaba dormida, simplemente descansaba, no sé que pasaría con nosotros, ni si era seguro esperar en mitad del bosque a la chica salvaje.

-Volverá, nos ha dado toda la comida que le quedaba. A no ser que tenga un chal como el tuyo y se le dé mejor crear comida que a ti, seguramente si exista ese río al que ha ido a pescar.

-Tienes demasiada fe en la gente.

-Si nos ha salvado de sus amigos será por algo, y si fuera a utilizarnos como una moneda de cambio no nos abandonaría en mitad del bosque. Y repito, nos a dejado comida y la daga significa que no quiere que muramos, si nos atacaran al menos podriamos resistirnos.

-No tengo fuerzas para pensar en nada- sentenció, aunque claramente podía percibir la preocupación y el estrés en su cara, buscaba posibles fugas con sus pros y sus contras. Dejandola al fin con un dolor de cabeza que apenas se había desvanecido tras comer.

Pasó hora y media y me preocupaba que los que se encontraban en la taberna hubieran decidido finalmente seguir nuestras huellas. Ahora estaba solo y Erika por fin se había quedado dormida, relajando su angustiado rostro, al menos un poco.

Eventualmente oía un zumbido a nuestro alrededor, ya que debía ser primavera por el clima y la vegetación, seguramente sería el susurro de unas abejas trabajando en las flores cercanas.
Eso le recordó que estaban en un bosque, si había cazadores es que había un buen animal al cual atrapar, y rezó para que no fuera un oso y más que nada que el animal, si es que existía uno, no se sintiera atraído por algún panal cercano.

-Oh, pobre criatura-logré entender entre los zumbidos.

Aguardé mirando entre la espesura de helechos, pero no veía figura alguna, nadie estaba por ahí,《aún》me dijo el gusanillo.

Noté moverse algo a mi espalda, pero no había nada, sentía como si la maleza nos acechara, como si fuera ganando terreno y nos engullera, los zumbidos iban subiendo de volumen y se me empezó a nublar la vista.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿Anochecía? ¿Lo estaban imnotizando acaso? Se sentía claustrofóbico.

《Vas a desmayarte》-me informó.

-¿Como es posible, si llevo todo este tiempo sin la capacidad de la inconsciencia?-pensé en voz alta.

《Precisamente porque nos estabamos aferrando el uno al otro. El tiempo se acaba y debemos descansar》

Mi "cuerpo"cada vez lo sentía más ligero el mareo y la visión nubosa ahora parecía algo razonable.

-Erika-recordé, me volví hacia ella, seguía ahí, en el suelo, durmiendo.-Lo siento, al parecer no te seré de ayuda.-me acerqué un poco más, si este era mi final al menos sería al lado de esa chica.

Y mi mundo se volvió negro otra vez, pero ya no estaba en el Limbo, podía sentir como mi gusanillo, lo que ahora entendí que era mi consciencia, me iba abandonando lentamente.

Ahora si estaría solo.

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