7. Borrachos

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-Es mi hermano pequeño-la oí decir. Más bien gritar, hasta ese momento no me había dado cuenta de que debido al ruido habían tenido que hablar a gritos.

En verdad mi altura era por debajo de los hombros de Erika asi que debía colar.

-Ya, claro.-Se burlo muy poco convencido.-Ey chico quitate eso que pareces un fantasma.-Y se echó a reir.

Erika por los nervios había perdido el apetito y la alerta se superpuso al cansancio. Para que el hombre volviera a centrar su atención en ella, se bajo el chal y se acercó más a la barra con una pose que enseñaba más de su blanco hombro.

-Mi hermano sufre una grave alergia en la piel y es por eso que SIEMPRE lleva esta capa, intentamos que su contacto con los ambientes sean los mínimos. Asi que si me disculpa estábamos por pedir un refrigero para sobreponernos y seguir camino. Señor, si es tan amable...

Por la fluidez con que creó esa mentira quedé más que sorprendido, aunque a mi no podía notarseme, si vi el reflejo en el tabernero. Tal vez no colaría ya que debe haber oido cosas mucho más rebuscadas. Me equivoqué. El encanto que le había producido Erika le cegaba de lo evidente.

-En seguida my lady. Y tal vez, tras reponerse podamos pasar un tiempo a solas en el almacén, claro esta, para asegurarme que lleva provisiones suficientes.- y era más que evidente la forma de agradecimiento que buscaba a cambio. Lo que provocó que cambiara mi nerviosísmo a enfado.

-En ese caso, espero llevar dinero suficiente.-Dijo con una sonrisa forzada. Tras lo cual, el tabernero se volvió a ocuparse de sus asuntos mientras sonreía de oreja a oreja, claramente no había captado el mensaje.

-El muy estúpido no se entera de nada, pero es buena persona tranquila.

Los dos nos sobresaltamos. Una mujer estaba justo a nuestra espalda, a saber desde cuando.

-Cualquiera se habría tomado como insulto que le dijeran que se es alérgico a su casa.- lo decía todo con un tono de risa para nada contenida.

Tal vez se debiese a la bebida, el alcohol que se concentraba en ese lugar embriagaba también el aire.

-Mi hermano es muy delicado al polvo, pero no se preocupe, sabemos sobrellevarlo.

-No lo dudo. Pero renacuajo no te encojas tanto.

Intenté apartarme al ver que iba a poner su mano en mi "hombro" pero no lo conseguí. Y ahí estabamos los tres, contemplando medio hipnotizados como su mano se había hundido 5 cm en mi capa.

-¿Pero que coñ...?-la oí murmurar.

-Eh! Yv! Ven ya o te pierdes la octava ronda de Absenta.-la interrumpio un borracho a lo lejos.

-Calla Dag, que es la nº15 en lo que llevamos de día, y lo tuyo es ron.-esto provocó una carcajada general en la sala.

Momento que aprovechó Erika para verter algo dentro de la cantimplora que la mujer llevaba colgando del cinturón.

-Sabes chaval, servirías de saco de boxeo a los crios del clan. Puff puede que ni eso.

-Disculpenos pero creo que se nos ha hecho tarde, aun debemos llegar a casa de nuestra abuela.-Erika ya no quería esperar más, debiamos huir.

-Ya claro, pero no creo que vuestra abuela espere que lleguen unos cadáveres a su puerta. Corren malos tiempos y una chica guapa y un renacuajo no van a durar mucho ahi afuera. Venid con nosotros y os haremos fuertes. Somos cazadores de krutoch, entrenados en el arte de la supervivencia-decía muy satisfecha- Tu eres una tía lista pero tu hermano no tiene carácter, venga niño muestrame tu cara, si eres mono hasta podria buscarte una novia útil.

-Por favor no queremos problemas.

-Yv! ¿Por qué tardas tanto?- y apareció el hombre de antes, Dag, con unos cuantos más acompañándole entre risas y miradas curiosas.

-¿Pero que tenemos aqui? Una chica guapa y un crio. ¿Cuando nos ibas a presentar a tu amiga Yv?-preguntaba uno.

-Alejate de ella, ¿no ves que apestas? ¿Que quieres, que pierda la nariz por estar a tu lado?-dijo Yv apartando con un dedo a otro que se había acercado demasiado a Erika.

-Oh disculpeme señorita-dijo haciendole una torpe reverencia a la joven.

Estabamos rodeados y me encontraba practicamente pegado a la falda de Erika intentando que ignoraran mi presencia.
Pero por desgracia eso era pedir mucho. El calvo con sombrero que había estado a nuestro lado se desmayó. Rodó de su taburete y cayó sobre el bajo de mi capa, haciendo que se me deslizara y dejandome al descubierto frente a todos los presentes.
Sus caras iban desde la sorpresa hasta el miedo.

-¡Es un espíritu maligno!- gritó uno al fin.
Las mujeres que se encontraban allí se pusieron a rezar atropelladamente.

Y como respuesta todos dieron pasos hacia atrás. Todos menos el calvo desmayado e Yv, cuya cara parecía una máscara de hielo que poco a poco fue formando otra vez su típica sonrisa burlona.

Y sin darme cuenta Erika me había puesto su chal y había intentado hechar a correr hacia la salida. Pero el paso estaba cortado. Algunos, los que no estaban tan asustados, parecieron tener otra idea.

-Venga muchachos, seguro que una cosa así debe valer mucho.

-Tío, no jodas, que con los espiritus no se juega.

-Como lo toques siquiera quedarás maldito.

-Maldito y una mierda, mi vida se basa en ganar dinero. Y con ese bicho me haré rico.

-De nada te servirá si mueres antes de poder cambiarle.

Así, estuvieron hablando a la vez, por lo que no conseguiamos entender en que quedaría la cosa.
Cada vez subían más el volumen y se agitaban más hasta que nos vimos en medio de una pelea.

Depronto, sentí que algo me jalaba del chal, intenté correr en sentido contrario pero no podía. Y me percaté de que se trataba de Erika, quién me hacía señas para que la siguiera.

Saltamos tras la barra y gateamos rápidamente hasta una puerta. Entramos cerrando de golpe y hechamos el cerrojo. Estabamos en lo que se suponía era el almacén, una gran bodega llena de estanterias. Hasta entonces no me dí cuenta de que no estábamos solos, por delante de Erika estaba Yv , quién arrastró un arcón hasta situarlo debajo de un ventanuco, no parecía muy grande, pero en comparación con los hombres de afuera, nosotros podríamos salir por ahí facilmente.

Al salir le devolví el chal a Erika mientras Yv nos adentraba en el bosque, asi pues, durante las siguientes horas corrimos siempre detrás de ella.

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