CAPÍTULO 19: Una sola palabra

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Narrado en tercera persona:

Exo miró al suelo, los sentimientos que había expresado a Verónica lo estaban comiendo por dentro, le escocían en los ojos y las lágrimas amenazaban con aparecer. Durante todo el tiempo que los había escondido, sus emociones estaban a raya, pero al decirlos abiertamente todos esos sentimientos lo habían abrumado en cuestión de segundos.

Hacia un buen día, quien lo fuera decir, ¿dónde estaba el cliché de la lluvia y el cielo nublado? Vaya decepción, pensó, tenía ganas de coger una neumonía.

A medida que caminaba y gastaba sus energías, el odio y la ira contra, principalmente Sara, iba desapareciendo.

Aún así sabía que hasta dentro de un tiempo, mucho tiempo, no sería capaz de volver a hablar con ella o simplemente mirarla. Así que mientras se fijaba en las piedras del suelo decidió que al llegar a casa de Gona, iba a pedir perdón y sin pensarlo dos veces iba a coger las maletas y a largarse de allí.

Su casa, su verdadera casa. La verdad es que la echaba de menos, un sitio donde no estaba con tensión de qué en cualquier momento abrieran la puerta, o un sitio donde no estuvieran pendientes de ti en todo momento, Exo estás bien, Exo come algo, Exo sal un poco, Exo habla con Sara...

Notó que la ira amenazaba con volver a aparecer. Paró de andar y miró al frente, la gente pasaba al lado de él, sin darle importancia, o simplemente sin darse cuenta de que estaba allí parado en medio de la calle. La verdad era fascinante, cuántos tipos de personas hay, ya no sólo de la edad o del país de procedencia, si no la manera de peinarse o de vestirse o incluso de caminar. Cada persona era única y cada persona hacía las cosas de una manera... única. Una señora de aproximadamente 50 años pasó a su lado, tenía el pelo casi todo blanco, largo y suelto, iba sonriendo. A los dos minutos pasó otra mujer, seguramente de la misma edad, seguramente de la misma ciudad, pero completamente diferentes, esta tenía el pelo completamente teñido, no se veía ni una cara y en su rostro había una sonrisa forzada. Sólo con fijarse te dabas cuenta de cómo era cada persona, una aceptaba lo que era, que se estaba haciendo mayor, mientras que otra le aterraba, insegura y caprichosa, deseando aparentar lo que no era, despreciable.

Sólo con fijarse, vaya tontería, una cosa que puedes hacer en un escaso tiempo, pero puede repercutir tu manera de pensar o actuar hacia una persona.

Exo respiró hondo, aunque en lo más profundo de su ser el miedo lo comía y le decía que huyese corriendo, sabía que debía enfrentarse a Sara, y si no era hoy sería en un futuro próximo.

Volvió a caminar, esta vez con un paso más calmado, y aunque iba mirando el frente alguien pasó rápido a su lado, sin fijarse y empujándolo.

-Tú, pero que te has creído, ni siquiera pides perdón, un poco de educación- sin embargo al darse cuenta de la persona que lo había empujado la confianza en sí mismo y todas las veces que se había dicho a si mismo que no iba a ser un cobarde, lo dejaron tirado.

-Exo... eres tú.

-Hola Sara, a donde ibas?

-Pues... simplemente a caminar un poco...

Respiró hondo, si no lo hacía ahora no lo iba a hacer nunca.

-Sara, necesito hablar contigo, ya.

-Está bien... quieres venir conmigo y así mientras paseamos, hablamos?

-Claro.- Exo se giró y empezó a andar su lado, con el corazón en un puño.

Iban llegando casi ya al parque donde Exo y Verónica había hablado, seguían andando, minutos que pasaron lentamente, para los dos, ya que ninguno se atrevía a romper el hielo.

Cansados se sentaron en un banco, sin mirarse.

-Sara, he decidido que mañana, o quizás ya hoy, depende de los vuelos, me vaya a casa. Y antes de marcharme quería hablar contigo.

-Claro, yo también.

-Está bien, yo... sólo quería pedirte perdón aunque creo que yo me lo merezco más que tú, aún así yo...

-Perdón, por que tú mereces más mi perdón que yo el tuyo?

-Hombre, tú eres la que me has hecho daño.

-Cómo? Cuando?

-Desde el día que llegamos aquí, está bien te disculpaste, dijiste que todo iba a ser como antes, como si no hubiera pasado nada. Sabes qué es eso? Una gran mentira.

-Qué? Hay que tener huevos, y tú? que cuando te invito jugar o quiero hablar contigo te encierras en tú habitación, te pones de repente a hablar con gente que no conozco, o simplemente te quedas parado mirándome con cara de asco, te tengo que yo pedir perdón a ti?

-Cara de asco? Pero qué dices, he intentado ser amable, he intentado hablar contigo, intentado hacerte reír, he intentado lo imposible para que vuelvas a tratarme como antes, de que me a servido todo ese esfuerzo? De nada, peor aún, para que me odies más.

-Me has hecho reír? Pero si nunca me hablas, que pasa te doy miedo? O simplemente es que tienes miedo a que... lo de Vigo se repita?

-Qué?!

-Es que... no puedes aguantar las ganas de llevarme a la cama?

-Sara te estás pasando, para.

-Claro, ya lo entiendo, es que como soy la única mujer guapa que te has cruzado en tu vida te aferras y no te sueltas, vaya lapa (molusco típico de Galicia que se pega a las rocas, aclaración de la autora ;D)

-Sara, te lo suplico, con que me pidas perdón, esa simple palabra, te juro que olvidaré lo que acabas de decir.

Ella cruzó los brazos.

-Muy bien, tú te lo has buscado, lo único que quería decirte, es que nunca quise hacerte daño, es más, ese incidente del que te estás burlando tan descaradamente para mí significó mucho, y aunque no lo pienses me dolió cuando pasaste de mi. Pero me duele más aún, que por culpa de tu tonto orgullo, rompas una amistad que pensaba que era importante para tí, la verdad es que la culpa si que es mía, por ser tan inocente y creer en algo que no existía.- Exo se levantó del banco mientras hablaba.

Sara notó una sensación idescriptible de dolor.

-Gracias por todo, y adiós.- Se giró, y sin mirarla se fue por donde habían venido.

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Mil palabras, contenta Darly? xD
Un beso, gracias por leer, os amo a todos/as <3

Jugando A Enamorarse (#Exorinha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora