Es un jueves por la noche, he acordado ir con unos compañeros de trabajo a tomar unas cervezas. Claro que no tengo planes de embriagarme, puesto que soy el conductor y, para aquellos que digan que el alcohol sirve para "ahogar las penas, tengo que alegar en mi defensa que prefiero desahogarme de otras maneras menos perjudiciales que una borrachera.
Llegamos a un bar cercano con apariencia de cantina española, nos sirven tascas y cervezas para poder celebrar que el lugar donde trabajo cumple su vigésimo aniversario. Pasan un par de horas y ya están todos mis compañeros ebrios y, lo que resulta más inquietante, mi jefe no puede siquiera levantar cabeza.
Cerca de la media noche, subimos al vehículo y llevo a todos a sus hogares. Cuando finalmente me quedo solo, ya pasan de las dos de la madrugada y voy a casa, ignorando de toda forma posible aquel horrible suburbio donde presencié el asesinato de la joven. Al llegar me echo a la cama confiado en que el alcohol me garantizará concebir el sueño con rapidez, pero eso no hace desaparecer a mis pesadillas, que nuevamente me atormentan durante el transcurso de la noche.
Despierto a las once de la mañana con la almohada echa pedazos en el suelo, ahora sé porque en mis pesadillas le arrancaba plumas a una gallina enorme; mi mente sigue tan perturbada como siempre.
Los viernes no trabajo así que tengo el día para relajarme. Practico con la guitarra hasta la hora del almorzar y, una vez hecho lo segundo, decido escribirle a la mujer de plaza para vernos en un restaurante italiano. A estas alturas ya conozco su identidad, pero la omito por simple distracción.
Son las ocho de la noche y ya estoy en el lugar, a pesar de que la idea era encontrarme con mi cita media hora antes. La corbata hace mucha presión sobre mi cuello y el sudor me agobia. Esperar a alguien por media hora no es mucho, pero ya he bebido al menos tres copas de vino. Afortunadamente vine preparado para aflojar el bolsillo.
Están a punto de cumplirse los cuarenta minutos de llegada cuando por fin tengo la veo entrar, entonces suspiro con alivio y le hago señas desde la mesa. Hoy viste un largo abrigo negro y zapatillas negras, pero lo descarto al ver escasamente un pedazo de seda rojo se asoma en la inmensidad del susodicho abrigo. No puedo evitar mirar a sus piernas pensando en aquel vestido, entonces se sienta y me hace gestos para que vuelva al mundo real.
Recupero la conciencia y me disculpo explicando que soy muy distraído.
Ella simplemente ríe compartiendo el sentimiento de empatía y llama al camarero para ordenar. Mientras esperamos a la comida, ella comienza a hablarme sobre su semana, dice que trabaja como periodista y que le dieron el ascenso que tanto quería ya que su artículo había "dejado sin palabras" a los editores.
Podía sentir el buen humor en su mirada y decidí comentarle mi pequeño festejo en el trabajo. Entre risas y anécdotas jocosas, nos trajeron la comida y tuvimos una cena de reyes, ya que la pasta es mi comida favorita, y aquí sí saben cómo prepararla.
Entonces llevé a mi cita a su casa y durante el recorrido le comenté que ya era la tercera vez que nos veíamos. Aparte le dije unas cuantas palabras melosas que le hicieron sonrojarse con cierta notoriedad. Al llegar a su hogar, cambió de humor repentinamente y se entristeció. Le pregunté qué le sucedía y me respondió
-Siento que estoy haciéndote perder el tiempo-
Entonces le pregunté el porqué y me dijo
-No soy buena con esto del amor.
En mi juventud tuve malas experiencias por enamorarme de personas que sólo me veían como a una amiga. Esas experiencias me han amargado y estoy convencida de que no quiero sufrir otra vez-
Quedé sorprendido por su respuesta, pero me llené de confianza, le tomé por la cintura y le dije
-No eres la única persona que ha tenido malas experiencias con el amor, de hecho soy la persona menos indicada para el tema, pero un tropiezo en la vida no puede llevarte a caer para siempre. De eso se trata la vida, de cuántas veces te caes sino de cuántas te levantas-
Su rostro se iluminó y le dije
-Eres hermosa, y ciertamente una buena persona. Sí quiero que seas mi amiga, pero también quiero a alguien con quien ser feliz, y eso veo en ti-
Ella sonrió y yo estaba listo para dar media.vuelta cuando se inclinó y empezó a besarme, quedé hipnotizado con la suavidad de sus labios y me dejé llevar. Se quitó el abrigo dejando ver un vestido de seda roja que no hizo más que seducirme.
Me fue llevando lentamente hasta su apartamentoy escuché como la puerta se cerró tras de mí...
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La Culpa es del Español
Aktuelle LiteraturEn un futuro no muy lejano, nuestro protagonista, de identidad desconocida, vive sin nada que valga la pena nombrar. Sin embargo, con el paso de los meses descubre una verdad terrible que lo obliga a empezar nuevamente su vida. Las penurias que le...