Capítulo 31

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Primero, le había pedido que esa semana no aparezca, y después, que por favor no lo deje solo que estaba histérico. Sí, la histeria era evidente. Es que había entregado la tesis, y si estaba correctamente aprobada, sin correciones y lista para defender, podía recibirse ese año, tener el acto de colación ese año. 

Y ella, obviamente, hacía lo que quería. Cuando se levantaba de buen humor y predispuesta para verlo caminar por las paredes, iba; de lo contrario, se quedaba mirando películas y tomando helado. 

Pero, de todas formas, tenía una cierta habilidad para llegar en el momento justo. Siempre supo llegar en el momento justo. 

A Facundo le llegó un mail, y lo leyó en voz baja. La Piba le pegó en el brazo, reclamandole que también quería escuchar. 

" Buenos días Facundo. Tenés que venir a defender el trabajo el lunes 11. Como te lo venía diciendo cuando me mandabas el boceto de tu tesis, es excelente. Lo único que falta para cerrar, es la defensa. Estás aprobado. Definimos la nota el lunes.

 Éxitos! Saluda atentamente,  Lic. Rodriguez.

pd: Me tomé el atrevimiento de anotarte para el acto de colasión de este año, es en diciembre.

No lo podía creer. Ese lunes se iba a recibir. 

- Entendés, piba. ¡Este lunes me recibo! 

- Si, lindo, pero el lunes es mañana. 

Ella tenía razón. Los días pasan tan lentos, que no podía creer que ya fuera 10 de noviembre.  Ella le preguntó si quería que se vaya, para que el ensayara la defensa tranquilo. 

- No, quedate. Te necesito conmigo. Siempre, de una forma u otra, necesito saber que estás cerca, que existís. 

Ella se rió, y le preparó mates. Para La Piba, ese era uno de los días más largos que le habían tocado compartir con él. Para él, se pasó rapidísimo. Le faltaron revisar varias cosas, y sobre otras, no tenía mucha idea. 

Ella le besó uno a uno los lunares de la espalda antes de dormir, para relajarlo. Ella podía relajarlo, podía hacer cualquier cosa. 

****

De repenté se despertó, y era diciembre. La Piba no podía dejar de reír por como le quedaba el traje. Nunca lo había visto tan formal, ni cuando iba a la oficina. Los padres de Facundo llegarían en cualquier momento, y el no había terminado de preparar el discurso. 

Todavía no podía creer que le tocara a él, leer el discurso del acto. Revisaron juntos cada punto y cada coma de ese pedazo de papel, y La Piba le facilitó la frase final. Ella siempre le facilitaba las cosas. 

- Mis viejos están abajo. - dijo Facundo después de atender el portero eléctrico. - Acordate que te llamás Luciana. 

- Por supuesto, sé mentir bien.

- Violenta. 

Estaban encantados de ver otra vez a la falsa Luciana, encantados. Fueron en el auto de Ernesto. Luciana y Laura,  la mamá de Facu, estuvieron hablando todo el camino hasta la facultad. Él no podía dejar de reír de la repentina amabilidad de su... lo que sea que fueran. 

Todos juraban el título por algo distinto. La mayoría, por Dios y la Patria, otros, por el Honor y la Patria. Facundo fue un poco más original.

- Juro desempeñarme según mis facultades académicas por la Patria y ... por la Patria y el rock! 

Hubo un silencio casi sepulcral. La Piba se paró y gritó: 

- La Patria, el Rock y la birra. ¡No te olvides de la birra!

En medio de ese acto solemne, todos comenzaron a reír. El le agradeció a todos los dioses que existieran, que ella estuviera así esa tarde, esa vida. 

Facundo moría de la verguenza cuando le tocó recibir el diploma de Honor. Todo el mundo lo miraba y se reía.

Todo ese día estaba pasando muy rápido. 

Cuando llegaron al departamento, La Piba le prometió festejar. Le pidió que fuera más contemporáneo, y lo besó al ritmo de un tema lleno de lujuria y amor. 

Noche explotable del mes de Diciembre. 

Y el verano asomando su vientre. 

Un ego sobrevolando la atmósfera. 

y la prudencia dentro de una bóveda. 

Se sentía el hombre más afortunado del mundo.

Pasional como sutil 

me arrebataste el cielo y lo adornaste. 

Y con el tiempo me enseñaste 

Qué es el amor, y que en la cama no hay restricción. 

Hoy sé que no debe existir 

placer como admirarte reír. 

Nunca va a haber otra mujer que me ame así. 

Es que realmente era así. Ella reía mientras le hacía el amor, hecha mujer sobre el cuerpo de un hombre casi destruído, casi niño, casi realizado. Siempre casi todo. Y ella, muy entera, no había nacido para sostener a nadie. ¡Pero qué bien lo hacía con él! ¿Qué había sido de Facundo antes de que ella apareciera? Comenzó a vivir a los 25 años, gracias a una minita con la remera de Soda Stereo. 

Si ves que hago todo a prisa 

vas a ver una sonrisa 

cuando esté por concluir. 

Lo hago para estar más tiempo 

donde siempre soy feliz: 

en tu espalda, que este día, 

ha de ser andén del tren 

que me lleva hasta el edén. 

Nunca supo como seguía la canción. Lo único que él recuerda de ese día, es el cuerpo transpirado de La Piba riendo sobre él, y sus almas fundiendose. 

Amor en tiempos de música.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora