Capítulo 7

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Y ella apareció, a la salida de la oficina. Se veía radiente. Le resultó imposible no sonreír al verla. Le resultó asqueroso haber sido tan cursi. 

Ella le contó de su semana, y habló media hora sin parar. En ningún momento mencionó el porqué de su desaparición. 

El sonreía poco y nada. No tenía ganas de discutir. 

- No conseguí entradas para ver al Indio.

- ¿Por eso estás así?

- ¿Te parece poco?

-Al menos me parece que no es tan grave. 

- Vos le decís Feliz Cumpleaños a Cerati en el medio de la calle, sin que nadie te escuche, y yo no te digo nada. 

- No te alteres. Seguro hace otra fecha.

- Es que vos no entendés. Estamos esperando esto hace un montón. La segunda fecha se va a llenar de caretas.

- ¿Puedo ir con vos? Prometo no llevar la remera de Soda.

Facundo no sabía si estar extasiado, emocionado y feliz , o, enojado. Pero ella le sonreía, y el no podía mantener las cejas levantadas. Si decía "todo va a estar bien" no podía pensar que no fuera así. 

Pero no podía decírselo. Se sentía un boludo, y tenía miedo de asustarla. El vivía para esperar el momento de verla. Sobrevivía su ausencia. 

Y ella era feliz, con o sin él. 

- Te quiero. No sé tu nombre, pero te quiero.

Silencio otra vez. Su sonrisa otra vez.

- Definitivamente, soy un boludo.

-¿Realmente necesitás que lo diga? Yo también. Yo también te quiero.

- Por compromiso no sirve igual. Y, si no lo decís, no lo sé. 

- Te voy a acompañar a ver al Indio, debería alcanzarte para darte cuenta que te quiero.

Una eterna media hora de palabras cruzadas. No contuvo el impulso. No.

- Piba, ¿querés ser mi novia?

- No podés pedirme eso a mí. No sabés lo que estás haciendo. 

Amor en tiempos de música.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora