Capítulo 28

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Edificios enormes, aguas cristalinas y muchísima riqueza. Todo eso éramos capaz de diferenciar mientras aterrizábamos en una de las ciudades con más opulencia y capital del mundo, Dubai.

-Mirad, chicas -dijo Normani colocando ambas manos en su ventanilla.

-Increíble... -susurré observando uno de los siete Emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos desde la ventanilla.

-Mira, Ally -dijo Lauren, colocada detrás de mí, mirando por la misma ventanilla.

La pequeña rubia estaba sentada en su asiento muy recta, con ambas manos apoyadas en sus rodillas, los ojos cerrados y respirando profundamente.

-No -dijo sin cambiar de postura. -Sabéis que si pudiera viajar en tren de un lugar a otro, lo haría. Hay dos cosas que desapruebo totalmente: los insectos, y las alturas.

-Será la falta de costumbre -bromeó Dinah, embelesada también con las vistas que nos regalaban las ventanillas del avión.

Desde tierra firme, Dubai era casi mejor. Increíbles construcciones parecidas al arte moderno nacían desde el suelo y no rompían con su belleza hasta la última gota de hormigón empleada en ellas. Pero también había mercados. Mercados típicos de la gente de pueblo, de la clase obrera.

En Dubai podías estar paseando entre edificios circulares de cristal y girar hacia una calle en la que la gente vendía pan y queso artesanal para dar de comer a los suyos.

-Esto es impresionante -dijo Lauren mirando embobada su alrededor, colgándose la cámara que usaba en sus viajes importantes del cuello.

-Descuélgate eso, Lauren -ordenó Joey. -¿Ves ese mogollón de personas de aquel edificio de allí? Bueno, son fans.

Nosotras nos quedamos mirando al último edificio de la calle, al que, al parecer, estábamos dirigiéndonos. Yo no iba a preguntar, claro. Todo lo que estaba haciendo Joey me daba más y más motivos para no dirigirle la palabra.

Anduvimos unos metros más, cuando las y los fans de aquel precioso lugar, comenzaron a reconocernos y a acercarse en manada hacia nosotros. La mayoría de las chicas cubrían su cabello con un pañuelo y, supe, que a Lauren le hubiera encantado poder quedarse a hablar con ellas. Aprender de su cultura. No sólo firmar autógrafos y hacerse un par de fotos.

-¡Mila! -gritó una chica de piel oscura y un precioso pañuelo rosa. -¿Quieres hacerte una foto conmigo?

-Claro -sonreí. -¿Cómo te llamas?

-Soy Siham -contestó sonriente, entusiasmada. -He esperado tanto para poder veros...

-Lo sé, preciosa -dije y sonreí para la cámara de la joven. -Gracias por tu apoyo incondicional hasta en los momentos en los que no sabías si nos conocerías en persona.

-Espera, Mila -dijo sujetando mi antebrazo. -¿Cómo estás?

-Estoy bien, genial -contesté honestamente. -¿Por qué?

-¿Seguro que no estás triste? -preguntó. -Camila, tú no nos conoces; pero nosotros a ti sí, desde que tenías 15 años. Cuando te pasa algo, lo encontramos en tu rostro, tus expresiones.

-Siham, estoy bien -contesté acariciando su mejilla. -Es cierto que he pasado una mala racha; pero ya estoy bien. Estoy contenta -dije y, sin quererlo, desvié un segundo la mirada hacia Lauren.

-¿Es por ella? -preguntó. -¿Es por Lauren?

-¡Cabello, Jauregui, Brooke! ¡Adentro! -la voz de nuestro guardaespaldas nos hizo desviar la atención de nuestros fans un momento. -¡Ya!

Si Supieran (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora