Capítulo 36 (EPÍLOGO)

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-Sé fuerte, por favor -pedí una última vez.

Acabábamos de llegar al hospital y Lauren era incapaz de soltarme la mano. Apretaba con todas sus fuerzas y yo pensaba que me rompería alguna que otra falange. Pero no me importaba, siempre que a ella le hiciese sufrir menos.

-No lo voy a lograr, Camz... -musitó cerrando los ojos con fuerza.

-Vamos, Lauren -una lágrima se derramó de mis ojos. -Estoy segura de que sí, cariño.

-No, no, no -dijo sin abrir los ojos. -Me duele demasiado.

Los médicos empujaron la camilla hasta una de las salas de la segunda planta. Eran conscientes de quién estaba en aquel hospital, nos conocían a ambas, pero aquello no les impidió trabajar menos profesionalmente.

-Vamos Jauregui -dijo una enfermera limpiando el sudor de la frente de Lauren -, que ya casi está.

-Empuja, cariño -pedí besando su mejilla.

Hacía diez años que Lauren sobrevivió a aquella herida de bala, haciéndome más feliz de lo que jamás pensé que podría ser. Pero me había equivocado.

Tomé a la preciosa niña para ponerla en los brazos de mi esposa un par de horas más tarde. Ahora sí era increíblemente feliz.

-Bienvenida al mundo, Eclipse -dijo Lauren besando la diminuta cabeza de la pequeña.

-Enhorabuena, chicas -dijeron las enfermeras con una plena sonrisa.

Yo miré a la chica de ojos verdes. Después de tanto tiempo, habíamos conseguido todo lo que siempre hubimos deseado.

Besé la mano con la que Lauren acariciaba el abdomen de nuestra hija y luego limpié el resto de las lágrimas de felicidad de mi rostro.

-¿La ves, Camz? -preguntó tratando de calmar a Eclipse. -Es nuestra hija. Es nuestra.

-Sí, mi amor -sonreí en mitad de un sollozo. -Es nuestra.

La niña lloraba desconsoladamente en brazos de la mujer que le dio la vida. La mujer que nos dio la vida a ambas.

Unas horas más tardes pudimos salir de aquel hospital en dirección a nuestra casa. Yo era incapaz de soltar a Eclipse y, Lauren estaba tan cansada, que me lo agradecía muchísimo.

-¡Lauren, Camila!

-Te dije que habría periodistas esperando -dijo mi esposa con una sonrisa estúpida en el rostro.

-Vamos -dije agarrando su mano, acercándonos a ellos.

-¿Cómo ha ido todo? -preguntaron ansiosos.

-Estupendamente -admití. -Esta es Eclipse.

-¿Eclipse? -preguntó uno de ellos boquiabierto.

-Es una historia muy larga -contestó Lauren acomodando su cabello sonriente.

-Es un nombre precioso -la voz de una chica nos sobresaltó a ambas.

-¡Chelsea! -exclamamos ambas con alegría al ver a la rubia aparecer de entre los peridistas.

-¡Hacía tanto tiempo! -exclamé yo dejando a Eclipse en los brazos de Lauren para abrazar a la mujer.

-¿Cómo estáis, chicas? -preguntó contenta. -Me alegra tanto que todo fuera bien...

-Es increíble verte de nuevo -dijo Lauren dando golpecitos en la espalda de nuestra hija, que estaba despertándose. -¿Qué es de ti?

-Oh, bueno, escribo para el New York Times ahora -contestó. -Pero me enteré de que estarían aquí hoy y no he podido resistirme a venir.

Si Supieran (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora