Capítulo 10

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Ya sola de nuevo en su habitación, trató de revivir lo poco que recordaba de la noche anterior cuando llegó al cuartel en brazos de Toshizō. Podía ver vagamente la luz de las velas a punto de apagarse y sentir el latido proveniente del corte que extendía el malestar por el resto de su cuerpo, pero lo que había oído era lo único que estaba grabado perfectamente en su memoria. Las órdenes dadas por Matsumoto, los pasos de personas entrando y saliendo del cuarto, el viento haciendo resonar las hojas de los árboles, las voces ocasionales de Isami, Keisuke y Sanosuke. No obstante, cuando su alrededor terminó por calmarse, una conversación todavía resonaba en su cabeza entre el doctor y el vice-comandante.

- Ella estará bien, ¿no es así, sensei?

- Todo depende de lo que pase esta noche.

- ¿Qué significa eso?

Su voz le supo molesta.

- Significa que... Koizumi-san será la que se encargará de decidir si desea vivir o morir. La herida es bastante grande y profunda, no hay duda que sufrirla debe ser un martirio.

- Pero ella es fuerte.

- Más que muchos que conozco. Otra persona en su lugar habría muerto por desangramiento. – Un silencio que le pareció una eternidad tomó lugar hasta que el doctor volvió a tomar la palabra. - Escuche, Hijikata-san, el hecho de que esté todavía aquí es porque esta muchacha se aferra mucho a su vida y no tiene ninguna intención de morir aún, pero debe entender el padecimiento por el que está pasando.

- Todavía me es difícil entender cómo fue que consiguió mantenerse consciente hasta que llegamos. Lo sufrió durante todo el camino, lo sé, la escuché gritar y sufrir por ello, pero incluso así se mantuvo despierta.

- Como usted dijo, Koizumi-san es fuerte. Debe sentirse orgulloso de tenerla entre sus hombres.

- Lo estoy.

Si de verdad estaba orgulloso de tenerla allí, ¿por qué parecía tan seguro del hecho de no querer permitirle pelear a su lado? ¿Por qué prefería que mantuviera una actitud indiferente a la guerra sin hacer ningún trabajo en especial cuando podía usarla como una provechosa aliada? Era evidente que necesitaban hombres, lo sabía porque en cada reunión la habitación que ocupaban cada vez se veía más vacía que la anterior. Entonces, ¿se trataba de su género? Una mujer samurái ya había demostrado ser capaz de alcanzar y sobrepasar a algunos hombres, pero aun así Tomoe se había visto obligada a acostumbrarse al trato de algunos de sus compañeros en el dōjō que habían logrado ver a través de su disfraz. ¿Por qué las personas eran así? El hecho de que Toshizō la menospreciara por ser quien era le provocaba un fuerte malestar en el pecho que llevaba intensificándose con el tiempo junto a muchas otras experiencias dolorosas.

Consciente de que no podría darse un baño debido al estado en el que se encontraba, vendada y agotada físicamente, Tomoe se decidió a vestirse con algunos colores oscuros en caso de que su herida volviese a abrirse, colgó su katana a su cintura y salió al pasillo a tiempo para encontrarse con algunos samuráis que recordaba haber observado durante la batalla de la noche anterior, los cuales también formaban parte de su división bajo el mando de Hajime. Saludándolos con una inclinación de cabeza, los siguió camino al comedor para poder desayunar juntos.

- ¡Koizumi-kun!

Ella miró a su alrededor al escuchar a alguien llamándola y divisó a otro hombre de su escuadrón, quien había sido el encargado en presentarla a sus demás compañeros durante su primer día.

- Ogata-san – saludó mientras veía que llevaba un brazo vendado -. ¿Qué le pasó?

- Fueron más rápido que yo por unos pocos segundos – fue su respuesta, encogiéndose de hombros sin darle importancia -. ¿Qué hay de ti? Supe que llegaste bastante lastimado anoche.

Mujer SamuráiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora