Capítulo 17: Secuestrada (Parte 3)

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Secuestrada (Parte 3)


- Bella -

Desperté en la mañana, me levanté, me di un baño, me vestí y salí de mi habitación.

– Buenos días Bella – me dijo Kate.

– Kate, buenos días – le dije – ¿Cómo amaneciste?

– Bien, con mucha hambre – dijo riendo.

– ¿Y por qué no has desayunado? – le pregunté mientras bajábamos las escaleras.

– Mamá no está en la casa.

– ¿Y adonde fue tan temprano? – le pregunté desconcertada.

– No lo sé – me dijo – Luego de que papá se fue a trabajar recibió una llamada y salió apurada.

– Que extraño – le dije subiendo mis cejas – Entonces, ¿Quieres que cocinemos juntas cómo cuando éramos niñas?

– Claro, me encantaría – me dijo sonriendo.

Fuimos a la cocina y sacamos todo lo necesario para cocinar.

– ¿Qué quieres que hagamos? – le pregunté.

– ¿Recuerdas esos waffles con salsa de chocolate y fresas? – me preguntó Kate.

– Claro que sí, eran mis favoritos – dije y oí el timbre de la casa sonar – ¿Quién podrá ser a esta hora? – le dije a Kate – Iré a ver, tu prepara la mezcla.

– Está bien – dijo ella.

Me dirigí a la puerta y la abrí.

– ¿Tío? – dije sorprendida y abrazándolo – ¿Qué haces aquí?, pensé que estarían fueran más tiempo.

– Pues tuvimos que volver porque la persona a la que estaba defendiendo fue asesinada en la cárcel.

– ¡Vaya!, pobre hombre – le dije – Hola Anna, ¿cómo estás? – le dije a la mujer.

– Cansada, ¿donde están mis hijos? – me preguntó ella entrando a la casa.

– Están dormidos todavía.

– ¿Y mi hermana? – preguntó James.

– No lo sé tío – le contesté – Ella salió y no dijo a donde se dirigía.

– Iré a descansar James – dijo Anna.

– Está bien cariño – le dijo él dándole un beso en la mejilla.

– ¿Eres la única que está despierta? – me preguntó él cerrando la puerta.

– No – le contesté – Kate está en la cocina.

– Vamos, la verdad tengo mucha hambre – me dijo él tocando su estomago.

- Daniella -

Salí de la casa y me dirigí al pueblo después de la llamada, fui al pequeño parque y me alejé de todas las personas hasta estar en una de las secciones más solitarias del parque, me senté en una pequeña banca y esperé a la persona que me había citado al lugar.

Pasaron los minutos y él llego.

– Hola cariño – dijo él.

Yo me levanté para saludarlo con un beso.

– ¿Cómo estás? – le pregunté separándome.

– Muy bien, bueno... Con todo lo que pasó en el colegio todos los profesores y la directora hemos estado más que ocupados.

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