Capítulo 22: Peleas y mucho amor

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Peleas y mucho amor.


- Bella -

Adam manejó la motocicleta por poco tiempo y llegamos rápido a Sirves Wood por la velocidad a la que él iba, bajó la velocidad cuando íbamos por las calles del pueblo...

– Oye Adam, ¿Cómo supiste de este lugar?

– Tu papá me lo dijo.

– ¿Y a donde vamos a ir? – le pregunté.

– Ya casi llegamos Bella.

Él se detuvo frente a un pequeño establecimiento con un pequeño cartel luminoso que decía: Tacos Bar...

– ¿Alguna vez comiste comida mexicana Bella? – me preguntó mientras bajábamos de la motocicleta.

– No, nunca lo hice pero siempre quise probarla.

– ¿Bella que has hecho de interesante en toda tu vida? – dijo burlándose de mí.

– ¡Oye! – dije bajando mi mirada.

– Tranquila solo bromeó – dijo levantando mi rostro con su mano y dándome y tierno beso.

– Dijiste que me tenías un regalo – le dije levantando mis cejas.

– Sí – dijo él sacando una chaqueta del bolso que tenía en la motocicleta.

– ¿Una chaqueta?... ¿Y de cuero? – le dije sonriendo.

– ¿Te gusta? – me preguntó.

– Me encanta, así combinaré contigo – le dije colocándome la chaqueta y tomando la de él atrayéndolo a mí para besarlo.

– ¿Entramos? – me preguntó separándose.

Yo asentí y entramos en el lugar, era muy acogedor, tenía una barra al fondo, mesas llenas con personas que sonreían y la pasaban bien, mesas de pool junto a la barra y carteles iluminados por todos lados...

– Vamos a aquella mesa – me dijo Adam señalándome una mesa que afortunadamente estaba vacía.

Nos sentamos y el mesero llegó a nosotros rápidamente para atendernos, Adam pidió tacos para los dos, los trajeron rápido y comenzamos a comer.

– ¡Dios! – dije – ¡Esto está delicioso!

– Sabia que iban a gustarte – me dijo él sonriendo.

– Es que me conoces muy bien.

– ¿Sabes jugar? – me dijo Adam mirando a la mesa de pool que estaba detrás de mí.

– Claro, mi papá me enseño, voy a darte una paliza Adam...

– ¿Ah sí? – dijo él – Ya lo veremos.

Terminamos de comer y fuimos a las mesa para jugar, Adam comenzó y luego yo... Jugamos por mucho tiempo hasta que uno de los hombres que estaban en el lugar se me acercó y me tomó por las caderas.

– Hola hermosa, ¿cómo estás? – dijo ese hombre.

– ¡Suéltala! – dijo Adam enojado – ¡Ella viene conmigo!

– ¿Y que si la nena quiere irse conmigo ahora? – dijo el hombre y eso fue el detonante para que Adam estallara y lo golpeara fuerte en el rostro haciendo que cayese.

Él hombre se levantó e intentó golpear a Adam, pero él esquivó el golpe tomando uno de los palos de la mesa y golpeando la espalda de aquel hombre quebrando el palo, yo estaba asustada, no sabía qué hacer así que solo tomé el brazo de Adam y comencé a dirigirnos a la puerta.

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