Capítulo 10: Grandes sustos

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Grandes sustos

- Bella -

Oí ruidos en el balcón, me levanté para ir a ver de qué se trataba, salí y no había nada ni nadie... Me dispuse a volver a entrar y sentí una mano posarse sobre mi boca y otra pasar alrededor de mi y atraparme con fuerza... Quise gritar y peleé con fuerza con la persona que había atrapado.

– ¡Cálmate Bella! – Oí su voz y supe que era Nick – ¡Soy yo! – dijo soltándome.

– ¡Maldición Nick!, ¿acaso quieres matarme de un infarto? – le dije golpeándolo muy fuerte.

– ¡Ya para con eso Bella, me duele!

– Pues te lo mereces, pero me alegra que estés libre – le dije abrazándolo – ¿Qué haces aquí?, ¿cómo subiste hasta acá?

– Eso es muy fácil, solo subí por ese árbol – dijo señalándome un enorme árbol aparentemente muy fácil de escalar.

Perla salió de la habitación y comenzó a pasarse entre mis pies rozando su suave pelo con ellos.

– ¿Y ese gato? – me preguntó Nick.

– Me lo regaló Adam – le dije alzando a Perla.

– Está muy bonito; solo quería agradecerte por hablar con la señora Diana.

– No fue nada Nick, lo hice pensando en ti.

– Bueno, ya debo irme – dijo abrazándome para luego empezar a bajar por el árbol.

– Ten cuidado – le dije – ¿Nos veremos en la feria?

El solo volteó, sonrió y alzó su pulgar.

(... Un mes después ...)

Todo lo que sucedió ese mes fue más que perfecto, mi familia se unió mas, Adam y yo éramos casi inseparables al igual que Kate y Clara, la señora Diana se mudó al pueblo, Anna y James se fueron por trabajo... Grecia cada día era más pretenciosa pero ya me había acostumbrado a su fuerte personalidad, Perla había crecido y estaba hermosa y mis padres se encargaban de cuidarnos y darnos lo que necesitábamos.

Bajé las escaleras de la casa para ir al comedor y allí estaban todos a excepción de mis padres, mi mamá estaba en el pueblo y mi padre en la pequeña empresa de textiles con la que abastecía al pueblo y mantenía a nuestra familia.

– ¡Bella! – dijo Kate abrazándome – Hoy termina tu castigo.

– Sí, justo a tiempo para la feria del pueblo.

– ¿Feria? – preguntó Grecia – Vaya, por fin algo interesante en este sucio pueblucho.

– ¿Y cuándo es esa Feria? – preguntó Adam.

– Es hoy – le contesté.

– ¿Y vamos a ir? – preguntó Clara.

– Nuestra familia nunca se la pierde – le dijo Kate.

El teléfono sonó y Kate fue a contestarlo, luego me llamó diciendo que Mery quería hablar conmigo.

– Hola Mery, ¿cómo estás? – le pregunté.

– ¡Bella!, yo estoy muy bien, no puedo hablar mucho tiempo... ¿vendrás a la feria?

– Sí, sí iré solo estamos esperando a mis padres.

– Perfecto, yo estoy ayudando a organizar todo aquí en el pueblo para esta noche.

– Cierto, tu ibas a ayudar a preparar todo para la Feria de hoy.

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