La Tentación

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Carlos Sainz Jr. P. O.V.

¿Qué has hecho Carlos? Está casada... y con tu jefe. Con el que te habla por la radio y te dirige. ¿Sabes lo que podría pasar si se enterase? Podría arruinar esta temporada...

Daba vueltas en mi habitación. Intentando organizar mis pensamientos. Intentando olvidar que la había dejado llorando. No tendría que haberme ido. Tendría que haberme comportado como una persona madura, quedarme con ella e intentar hablar las cosas. Al fin y al cabo solo había sido un beso. No había pasado nada más. Y nadie tiene por qué saberlo. Ha surgido así y punto. Trataba de convencerme a mí mismo... sólo ha sido un beso...

Me senté en la cama y apoyé mi cabeza sobre mis manos. Me iba a estallar de tantos pensamientos acumulados.

- ¿Que te pasa Carlitos? - mi padre acababa de entrar en la habitación.

- Eh... no, nada. Que me duele un poco.- dije señalando mi frente.

- ¿Y la sesión de fotos? ¿ha ido bien? - mi padre me miraba con el ceño fruncido. Sabía que algo me ocurría.

- Sí... ha ido bien. Hemos terminado antes de lo previsto.

- He venido a buscarte para comer algo. Luego voy al circuito de nuevo. Te podrías venir... David está haciendo un trabajo increíble. Ha definido unas estrategias buenísimas. Está probando algunas con Max. Pero ha tenido problemas con la caja de cambios y hemos tenido que parar un rato.

- No me apetece papá. Prefiero quedarme aquí.

- ¿Seguro que va todo bien?

- Sí, sí... no te preocupes.

- Bueno, voy a pedirte que te suban algo de comer. Te vendrá bien. Luego tómate una pastilla y descansa un poco. Yo iré de nuevo al circuito. Esta temporada va a ser diferente Carlitos. Con David al frente, Toro Rosso va a llegar lejos. - se le veía ilusionado.

Mi padre se marchó dejándome aún peor de lo que estaba. Ya no sólo me sentía culpable de lo ocurrido con Virginia, sino que encima, mi padre, idolatra a su marido. Parece que todo se vuelve en mi contra...

De repente llaman a la puerta. Qué rápido es el servicio de habitaciones de este hotel, pensé.

- Hola... - para mi sorpresa era Virginia. Con los ojos rojos de haber llorado bastante y mi sudadera de ToroRosso, que me había dejado con las prisas en su habitación, puesta.

- Hola...

- ¿Puedo pasar? - todavía suspiraba con el corazón encogido de haber llorado.

- Claro... - Dios... me moría por abrazarla.

Entró en mi habitación y se sentó en la cama. Me apoyé en la mesita de escritorio que había justo en frente.

- Carlitos... yo... - Y empezó a llorar de nuevo.

No sabía que hacer. Nunca me había visto en una situación así.

Me agaché frente a ella y puse mis manos sobre sus rodillas.

- No llores por favor...

Miró hacía arriba, como queriendo que sus lágrimas volvieran por donde habían salido. Luego, limpiándose los ojos con la manga de mi sudadera, me miró y me acarició el pelo.

- Carlitos... Perdóname. Por favor.

- No, no... Perdóname tú a mí.

- No... Estás equivocado. He sido yo la que te he besado. He sido yo Carlos... - Y una lágrima le resbaló por la mejilla.

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