Cueste lo que cueste

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Carlos Sainz PADRE P.O.V.

- Carlos ¿se puede saber dónde vas tan temprano? - me decía mi mujer desde la cama.

- Voy a levantar al niño para salir con la bicicleta un rato.

- Mira que eres pesado... ¿Quieres dejarlo tranquilo?

- No Reyes. Tiene que entrenar, que seguro que en Londres ha estado vagueando.

Salí al pasillo y eché un vistazo a las niñas. Todavía dormían. Tuve la tentación de mirar en el cuarto donde dormía Virginia. Pero no... confiaré en la palabra de mi hijo.

Bajé las escaleras y crucé el salón. Despacio abrí la puerta del cuarto de invitados.

Carlos aún dormía... Estaba tapado hasta las orejas, ¡Madre mía! Con la calor que ya va haciendo en Madrid.

- ¡Buenos días futuro World Champion! - le dije mientras subía la persiana - Hora de levantarse... he pensado que podríamos ir a dar un paseo en bici. Hace un día estupendo.

No recibí respuesta por su parte. Abrí la ventana para que la habitación se aireara un poco.

- Carlos... venga... tienes que entrenar. La próxima semana tenemos carrera en Mónaco.

Pero mi hijo seguía igual. Sin moverse.

- ¿Qué estás enfadado conmigo? - me senté a los pies de la cama - Mira Carlitos hijo, yo sé que soy muy pesado a veces, pero todo lo que hago y digo, es por tu bien. Créeme. Y lo tuyo con Virginia no te beneficia en nada. Céntrate en tu carrera y disfruta. Conoce chicas, sin compromisos. Ya tendrás tiempo de enamorarte. Ahora eres joven y tienes toda una vida por delante.

Miré a Carlos y seguía sin moverse. Entonces tiré de la sábana...

- ¡Me cago en todo lo que se menea! Niñato... que eres un niñato. Me la ha vuelto a jugar. - bajo la sábana había una almohada colocada estratégicamente - Me va a matar... va a acabar conmigo. Con mi vida. No...  no, no. De eso nada. Yo voy a acabar con su vida, lo voy a matar. Eso es. Lo voy a matar. Y me quedo con mis dos niñas. Que no me dan problemas. Pero éste niño... éste niño me va a enterrar...

- Carlos ¿Qué pasa? - decía Reyes desde el salón.

- Tu hijo, tu hijo... - le dije saliendo de la habitación - me va a matar y yo lo voy a matar a él.  Niñato... que sólo me da problemas. Y yo ahí, sentado en la cama, hablándole a una almohada, como un gilipollas.

- ¿Que dices Carlos?

- Tu hijo no está en la habitación de invitados.

- Habrá ido a correr.

- ¿A correr? A eso ha ido... ¡a correr toda la noche!, eso es lo que ha estado haciendo tu hijo. Corriendo... Pero de otra forma... En mi casa. Esta casa que construí con el sudor de mi frente. Y él ahí, dale que te pego con la fierecilla... Es que no piensa con la cabeza... Yo no sé  para que la tiene. Para ponerse el casco sólo. ¡Pues que se lo vaya poniendo! ¡Que de la colleja que le voy a dar va a superar los 50 G mínimo!  Va dar más vueltas de campana que Fernando Alonso en Australia.

- No entiendo nada Carlos.

- Mejor que no lo entiendas. - dije subiendo las escaleras - Mejor será... porque lo voy a matar en cuanto lo pille, el sinvergüenza... ¡eso es lo que es!

Llegué al pasillo y cuando estaba a punto de abrir la puerta de su habitación...

- Hola papá, buenos días - dijo saliendo del baño con el maillot de la ciclismo puesto. - ¿Qué te pasa tan temprano?

La Boca Del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora