No habÃa una sensación mejor que despertar bajo el cielo celeste de Ibiza. Bueno sà que la habÃa y era ver a Carlitos dormir a mi lado. Me transmitÃa mucha paz y tranquilidad. Me podrÃa pasar horas mirándolo... TenÃa el pelo totalmente despeinado y el flequillo le caÃa sobre los ojos. Sus largas pestañas y su boca me tenÃan hipnotizada. Con el dedo bordeé su nariz y lo pasé por sus labios. Sin despertarse, se dio con la mano. Me hizo gracia y lo volvà a repetir. Pero no habÃa forma que se despertara.Â
Comencé a darle pequeños besos por su mejilla hasta llegar a su cuello, entonces me di cuenta que tenÃa marcado un buen mordisco en el hombro, ¡otra vez! Debo controlarme... Recordé la noche que habÃamos pasado ¡y madre mÃa que noche! Creo que recuperé con él todo el tiempo que me habÃa hecho perder mi marido.
Me reà porque se me vino a la mente el "mote" que me habÃa puesto su padre: fierecilla indomable... pues Señor Sainz, su hijo es un salvaje también. Literalmente me devoró. Creo que no hay ninguna parte de mi cuerpo donde no se hayan posado sus labios ¡¡o sus dientes!!
Al ver que no conseguÃa mi objetivo de despertarlo, me levanté, pero no logré localizar mi pijama, asà que opté por ponerme su camiseta. Bueno, si sabÃa donde estaba, pero me apetecÃa ponerme su ropa para seguir oliendo a él.
Cuando estaba a punto de cruzar la puerta del dormitorio...
- Ni se te ocurra tirar la pizza de anoche, que me la voy a comer para desayunar... - dijo con la voz aún ronca de estar durmiendo.
- Por favor Carlos... ¡No me lo puedo creer! ¿Pizza para desayunar?
- Y con un cola-cao por favor...
- Que asquito... - le dije desde la puerta.
La mesa estaba aún puesta como la dejamos la noche anterior. Nos pasamos al postre antes de tiempo. Tiré la ensalada a la basura y la pizza la llevé a la cocina. SerÃa incapaz de desayunar eso, encogà la nariz al pensarlo. Este Carlitos es un caso...
Puse café para mà y corté algo de fruta. HabÃa que reponer fuerzas. Estaba concentrada cortando un kiwi cuando noté una caricia por mi muslo.
- No sé como te la apañas pero mi ropa siempre te sienta mejor a ti que a mÃ... - Me susurró apoyando su cabeza en mi hombro.
- Ahà tienes tu pizza... - le dije señalando con la barbilla al plato que estaba a mi lado. - Ahora te hago el cola-cao.
Su mano subió por mi muslo hasta llegar a mi vientre...
- Carlos por favor... - le susurré.
La deslizó poco a poco hasta introducirse por mis braguitas...
- ¡Carlos! - me giré soltando el cuchillo y el kiwi sobre la encimera - por favor...
- ¿Qué pasa? ¿No te gusta?
No pude evitar reÃrme al verlo completamente despeinado...
- ¿De que te rÃes? - dijo acercándome a él agarrando fuertemente mi cintura.
- De tus pelos...
- ¿Qué le pasan a mis pelos?
- Que están horrendos...
- Tu tienes la culpa.
- ¿Yoooo?
- Sà tu... anoche sólo hacÃas agarrarte a ellos. - Me susurró pegando sus labios a los mÃos casi sin rozarlos.
- No te podrás quejar de lo de anoche,  ¿no? - dije quitándole el flequillo de los ojos.
- Yo no me quejo...
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La Boca Del Lobo
FanfictionVirginia, 32 años. Segura de sí misma, independiente e inteligente. Posee su propia tienda de moda y un blog donde cada día comparte sus outfits, siendo uno de lo mas exitosos de la red. Casada desde hace dos con David, 35 años. Un ingeniero del aut...