Problemas

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La familia Sainz se levanta muy temprano. Apenas eran las 8 cuando el olor a café inundaba toda la casa.

Y atraída por ese aroma me puse en pie lo antes posible. Me vestí rápido y bajé a la cocina.

- Buenos días - Saludé al entrar.

- Buenos días Virginia ¿has dormido bien? - me dijo Reyes.

Ella y su marido estaban sentados en la mesa. Carlos leía el periódico y Reyes ojeaba un catálogo de ropa.

- Si, estupendamente - y no mentía. Dormir en la cama de Carlos era como dormir a su lado. Olia a él. Y me transportó a aquellas noches en Ibiza.

- ¿Quieres café? - me ofreció Carlos.

- Sí, gracias - Que amable... parece ser que al no estar su hijo estaba más relajado.

Al instante bajó Ana.

- Buenos días - nos dio a cada uno un beso en la mejilla. Cogió un tazón, echó en él  cereales y leche.

- Que temprano Ana - dijo su madre.

- No podía dormir. Estoy nerviosa. - al decirlo me miró y sonrió.

- Pues ya que estás levantada,  podíamos ir al centro y mirar complementos para ese vestido. ¿Qué te parece?

- Me parece una idea estupenda.

Y así hicimos. En cuanto terminamos de desayunar, arreglamos un poco la habitación, nos cambiamos de ropa y fuimos al centro de shopping.

Llegamos a la hora de comer algo cansadas, pero mereció la pena. Encontramos todo lo necesario para la noche especial de Ana.

Por la tarde vinieron sus amigas, así que me tocó sesión de peluquería y maquillaje por partida triple.

- Al final le vais a tener que pagar a Virginia y todo por esto. - decia Reyes apoyada en la puerta de la habitación de Ana viendo como las peinaba.

- De eso nada Reyes, me habéis prestado techo y comida estos días. Está más que pagado.

Las chicas lo pasaron genial y la verdad que yo también. Teníamos música puesta y no parabamos de hablar de ropa y de chicos. Durante ese ratito no pensé en Carlos ni un segundo.

- Lista... ¿Qué te parece? - le dije a Ana.

 ¿Qué te parece? - le dije a Ana

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- ¿Mamá como me ves?

- Precios hija...

- ¿Le gustaré a Dani?

- Le vas a encantar tonta - le dije dándole un último retoque al maquillaje. - Tienes que estar más segura de ti misma Ana.

- Lo sé... Lo intento. Pero mis nervios no me deja.

- Sé tu misma, que con eso tienes de sobra para impresionarlo. 

A las nueve en punto Dani ya estaba esperando a Ana en la puerta de la casa. Nos dio un beso a todos y ella y sus amigas se despidieron.

- Suerte - le deseé.

- Va guapísima - dijo Reyes al cerrar la puerta.

- Y hecha un flan... - me reí, que bonito es el primer amor... que puro y que dulce, pensé - Bueno, voy a subir a preparar mis cosas. Que a las diez tengo que estar en la estación.

- Un segundo Virginia - dijo Carlos desde su sillón. Estaba mirando algo en el portátil. - ¿A qué  hora cogías el tren?

- A las diez y media.

- Es que acaban de publicar que se han cancelado todos viajes de AVE por encontrar una mochila sospechosa en uno de los vagones.

- ¿Qué? - no me puedo creer que esto me esté pasando a mí.

Después de llamar a la estación e intentar cambiar la salida de mi tren por otra hora o incluso otra estación, nos dijeron que era imposible. Que se cancelaban todas las salidas hasta mañana.

Carlos intentó buscarme un vuelo, pero ninguno me venía bien en cuanto a horarios se refiere.

- Virginia, me temo que tendrás que quedarte una noche más.

- De eso nada Reyes. Ya he sido suficiente molestia para vosotros. Hay un hotel aquí cerca, voy a llamar ahora mismo.

- No digas tonterías por favor. De molestias nada. Encima que te has quedado por hacerle el favor a Ana. Es culpa nuestra lo que te ha pasado.

- Culpa vuestra no es Reyes. Ha surgido así y punto. Voy a llamar a David para que lo sepa.

Después de hablar con mi marido, volví al salón para sentarme de nuevo con la familia. Quién me iba a decir a mí  que estaría todo un fin de semana con el Sr. Carlos Sainz en su casa... con el aprecio que nos tenemos los dos.

- Virginia hemos pedido comida china. ¿Te gusta? - me dijo Blanca

- Sí, claro. Pero yo pago por favor.  Dejadme que os compense.

- Anda ya... - me dijo Carlos - después de estar toda la tarde con Ana y su amigas ya es suficiente. Esto es una locura cada vez que van a salir. Niñas subiendo escaleras, niñas bajando... Esa música horrenda a toda voz. El sonido de los tacones al correr por toda la casa... Y hoy contigo han estado muy tranquilitas.

- No quiero causaros más problemas, en serio lo digo.

- ¿Qué  problemas ni qué  problemas? Esto no son problemas. Las niñas disfrutan de tu compañía. Y con eso nos basta. - me decía un Carlos amable que me sorprendió mucho - Problemas son otras cosas.

De repente escuchamos el sonido de unas llaves y la puerta de la casa se abrió, todos nos giramos para ver quien era...

 - Retiro todo lo dicho... - Dijo Carlos por lo bajini llevándose la mano a la frente... - ahora sí  que tenemos un problema... Y grande.


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