Treinta y Ocho.

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Adrián's POV

Cuando abro el sobre y leo lo que contiene dentro, me llegan unas inmensas ganas de tener voz, para poder gritar, llorar y seguir gritando, pero no me queda otro remedio que liberar toda mi rabia y frustración dándole golpes con las manos y los pies al árbol, al cual Fer le decía nuestro árbol.

No puedo creerlo. A mí me gusta ella desde que fue la única que no tuvo lástima de mí cuando, con tan solo doce años, quede mudo y luego sordo.

Al cumplir los trece me sigue gustando y decido contárselo, pero ella me dice que solo me ve como un amigo así que acepto su decisión.

Pasa otro año en el cual sigo colado por ella y al tercero, con catorce, es decir ahora, ya no puedo más.

Por eso la mañana que la invité a desayunar la había besado, porque ya no aguantaba más guardar mis sentimientos y yo estaba feliz, ya que ella había correspondido, pero ahora con la noticia de que al terminar las vacaciones se va del campo simplemente me ha dejado destrozado.

Moras #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora