Cuarenta.

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—Uhm... De verdad haces la mejor mermelada, tía —digo saboreando mi dedo después de untarle mermelada de moras.

—Gracias, hija —dice con voz dulce. —¡Pero no vuelvas a meter el dedo así en la mermelada! —me riñe.

Río.

—Está bien —digo levantando los brazos y dirigiéndome al living.

Me tiro en uno de los sofás, para tomar una siesta y me tapo con una pequeña manta.

(...)

—Catalina... —escucho a papá. — ¡Catalina, te buscan! —me grita esta vez.

Salto fuera del sofá en dirección a la puerta.

Moras #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora