Cuarenta y Tres.

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Después de que termina nuestro abrazo, hago que se estirare en la cama mientras le acaricio el pelo hasta que se queda dormido.

Acaricio por última vez su oscuro cabello castaño y me bajo de su cama con tan solo un movimiento.

Lo miro brevemente antes de salir de su habitación.

— ¿Qué le sucedió? —pregunta su madre, mirando la puerta de la habitación, aun angustiada.

—No me lo dijo... pero sospecho lo que pasó.

Moras #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora