Bajé del taxi, estaba lloviendo y corrí los pocos metros para entrar al edificio. El vigilante me saludó con una sonrisa, como siempre, que le devolví amable. Caminé al elevador y apreté el botón para subir, de inmediato se abrió la puerta y entré, toqué el botón del quinto piso y esperé con cierta impaciencia el llegar a mi destino. Se abrieron las puertas y rápidamente saqué las llaves de mi pantalón, abrí la puerta y entré al departamento, miré el reloj faltaba justo una hora para que Chris pasara por mí, de inmediato me metí al baño y me di una rápida ducha. Terminé de arreglarme justo 5 minutos antes de las 8, salí de la habitación, me senté en el sillón a esperarlo. Me di cuenta que el botón de la contestadora estaba en rojo y parpadeando, señal de que tenía un mensaje, así que lo presioné y escuché la dulce voz de novio.
– ¡Feliz Cumpleaños Niall!, mi amor, no sabes cómo lamento no poder llevarte hoy a cenar, pero, es imprescindible para la empresa que cierre hoy este contrato, representa muchos millones y por más que le supliqué a Samuel que enviara a alguien más no quiso, me reitero que sólo yo podía convencer al cliente, te prometo que te lo recompensare, recuerda que te amo.
Cerré los ojos resignado y dejé caer mi cabeza en el respaldo del sillón, que inconveniente resulta que mi cumpleaños llegue en un martes y que la única persona que tienes cerca para celebrarlo tenga que cumplir con un compromiso laboral. Deseé en ese momento seguir viviendo con Ed, mi mejor amigo, al menos tendría compañía, entonces recordé que odiaba muchas cosas de su ciudad, además no tendría el magnífico empleo que ahora tenía que, aparte de disfrutar, me permite darme varios lujos.
Me levanté del sillón, camine hasta la cocina, busqué en la alacena de abajo y encontré una botella de vodka a la mitad, la saqué, la coloqué en la mesa, abrí el refrigerador, saqué unos hielos, un jugo de naranja y de la alacena de arriba un vaso. Coloqué un par de hielos en éste, un poco de vodka y llené el vaso con el jugo. "Feliz cumpleaños Niall", me dije y alcé mi vaso, como brindando con el aire, y le di un trago considerable.
Me senté en una silla del comedor y puse un poco de música, era mi cumpleaños número 23 y lo estaba celebrando solo, lo que orilló a que hiciera un recuento de mi vida, a decir verdad, la gran mayoría de mis cumpleaños habían sido aburridos, a excepción de número 21 que Chris me organizó una fiesta sorpresa. En general, mi vida era bastante monótona, centrada básicamente en mi trabajo y en mi novio, un importante corredor de bolsa que me dedicaba las pocas horas que su trabajo le permitía, en cuanto a amigos, sólo dos, una casada y él otro padre soltero, genial, no tenía opciones de con quién pasar este cumpleaños.
El sonido de mi celular me sacó de esos pensamientos, me levanté y tomé mi mochila que había dejado en el mueble junto a la puerta, empecé a buscarlo y entonces encontré con que entretenerme un rato, mi mochila era un completo desorden. Justo cuando tomé el celular dejo de sonar, era mi mamá, al menos este año lo recordó, pero la verdad no tenía ganas de escuchar a mi madre, así que volví a sentarme en el comedor y me preparé otro vodka con jugo.
Vacié todo el contenido de la mochila sobre la mesa, había un gran surtido, boletos de cine, notas de restaurantes, servilletas, mentas, plumas, tarjetas, así que empecé a seleccionar lo que podría servirme y lo que era basura. De pronto, una servilleta con algo escrito llamó mi atención, era un número de celular y una frase escrita debajo, "Clave: ¿Estás libre esta noche?", entonces recordé la plática fortuita que había tenido con un chico en el baño de aquel bar al que fui con unos compañeros de la oficina tres semanas atrás. Ya con unas copas encima me quejé de la poca atención de mi novio, él sacó una servilleta y anotó esos datos, "no te vas a arrepentir, sólo di la clave y entrarás al paraíso, el chico es un dios y te aseguro que te dejará sin sentido".
Mire fijamente la servilleta, releí varias veces el número y la frase, era una locura, citar a un completo desconocido tan sólo por la inmensa soledad que sentía y, además con qué fines, no iríamos a cenar precisamente, ese chico me había dejado muy claras cuáles eran las habilidades de su "amigo", como lo llamó. ¿Y qué más daba hacer una locura en mi cumpleaños?, siempre he sido un chico muy correcto, ni siquiera me fui a los viajes escolares y siempre tenía las mejores calificaciones, nunca les había dado un dolor de cabeza a mis padres y mi jefe siempre alababa mi sentido de la responsabilidad, así que al diablo con todo, tenía derecho a divertirme, además ya estaba arreglado.
Nervioso tomé mi celular, digite los números, pero al momento de presionar el botón de llamar me acobarde, terminé presionando el de colgar, repetí el mismo procedimiento varias veces mientras mi corazón se aceleraba con cada intento. Bebí el último trago de la bebida y me dio el valor que me faltaba, así que finalmente presione el botón de llamar mientras sentía los latidos de mi corazón en la garganta, podía escucharlos. Timbró una vez, dos, tres, pero, ¿en qué estaba pensando?, era martes seguramente él tenía una vida y asuntos que atender, estaba por colgar cuando una hermosa voz aterciopelada me dijo "hola", me quedé mudo, mis manos sudaban, todo mi cuerpo temblaba por los nervios, "hola", volvió a decir aquel extraño ahora con un tono más sensual.
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Mi Ardiente Tentación ~Niam Hayne ~
FanfictionTres simples reglas a seguir: #1 No nombres. #2 No preguntas personales. #3 No lazos afectivos. Son las indicaciones que el desconocido da a Niall en su primer encuentro, pero ¿Para ambos será igual de simple seguirlas al pie de la letra? La autora...