Puse mis manos en su rostro y lo besé delicadamente, él me correspondió de la misma manera, después de unos minutos nos separamos y comenzamos a vestirnos en silencio. Cuando iba a abrir la puerta él me jaló de un brazo haciéndome voltear.
– No permitas que te toque, por favor.– Y tú prométeme que no la tocaras a ella.
– No estamos en la misma recámara, te repito que sólo somos amigos, en cambio, yo no podré dormir sabiendo que compartes la cama con él.
– Sólo será para dormir, lo prometo –le di un ligero beso y salí de ahí.
Crucé lentamente la cocina y la sala sintiéndome en las nubes, jamás me imaginé que esa aventura fugaz de lejos, me asustaba lo que estaba sintiendo, al menos para mí estaba dejando de ser sólo sexo, mi corazón estaba por quebrantar completamente la tercera regla.
Subí cuidadosamente las escaleras y al llegar al último escalón vi que Ariadna salía de mi habitación.
– ¿Ariadna? –exclamé mirándola desconcertada-. ¿Qué hacías en mi cuarto?– Ay Niall, me asustaste, es que esa recámara es la que ocupo normalmente y como soy muy sensible para la luz, necesito dormir con antifaz y entré por el que siempre guardo en el cajón de la mesita de noche –aclaró y me lo enseñó-. Toqué la puerta y como nadie me contestó entré, pensé que Chris y tú habían salido a dar un paseo nocturno –agregó con una sonrisa pícara.
– ¿Chris no está en la recámara? –pregunté sorprendido.
– No, no hay nadie, ¿dónde estabas tú?
– Bajé a la cocina a tomarme una pastilla para el dolor de cabeza.
– Ah ok, buenas noches, que descanses, no, mejor diviértete –dijo de lo más divertida y vi como entraba a la recámara de enfrente.
Entré a la mía y en efecto Chris no estaba en la cama, el pánico volvió a inundarme y mi corazón se aceleró al pensar en la posibilidad de que se hubiera dado cuenta de lo que yo estaba haciendo.
Iba a tomar mi celular para llamarlo cuando vi que salió del baño y al verme parada en mitad de la recámara se asustó y soltó su celular que cayó sobre la alfombra, de inmediato se agachó para levantarlo.
– Niall, te tardaste una eternidad –dijo nervioso y dejó el aparato sobre la mesa de noche y se sentó en la cama.– Salí a tomar el aire para ver si me sentía mejor.
– ¿Y funcionó? –preguntó mientras se acostaba dándome la espalda.
– Sí, ya estoy bien.
– Hasta mañana, cariño, que descanses.
– Hasta mañana, Chris.
Me acosté a su lado en la orilla de la cama y apagué la luz, no pude evitar sentirme mal por lo que había hecho con Liam mientras mi novio estaba bajo el mismo techo, pero tampoco pude evitar sentir incertidumbre por la actitud de éste, ¿qué hacía hablando por teléfono en el baño?, si el reloj de la mesa de noche marcaba poco más de la una de la mañana.
Aún no despertaba por completo cuando sentí como acariciaban mi brazo y subían la manga del pijama para deslizar sus dedos en mi hombro y moverlos en círculos, después bajaron por mi espalda y metieron la mano por debajo de la colcha para acariciar mi cintura mientras sentía como pegaba su cuerpo al mío. Abrí los ojos al sentir que su mano bajaba más allá de la cintura y volteé para encararlo.
– Liam, ¿qué rayos haces aquí? –exclamé atemorizada levantándome de la cama.– Comprobando si eres capaz de cumplir con tu promesa –respondió en tono serio acostándose de lado y poniendo su cabeza sobre su mano cerrada.
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Mi Ardiente Tentación ~Niam Hayne ~
FanfictionTres simples reglas a seguir: #1 No nombres. #2 No preguntas personales. #3 No lazos afectivos. Son las indicaciones que el desconocido da a Niall en su primer encuentro, pero ¿Para ambos será igual de simple seguirlas al pie de la letra? La autora...