Terminamos de comer y fui a lavar los platos mientras él veía el noticiero. Regresé y me senté en sus piernas de nuevo, él me abrazó de la cintura y yo recargué mi cabeza en su hombro, comencé a darle pequeños besos en el cuello y él suspiró, fui desabrochando su camisa y apagó el televisor, me cargó y me llevó a la recámara, cerró la puerta con su pie y me colocó en la cama, me hinqué y terminé de quitarle la camisa, le besé el torso en tanto le desabrochaba el cinturón y el pantalón, lo bajé al igual que su bóxer, entonces él me detuvo.
–Te dije que te haría feliz, esta noche es sólo para ti –exclamó quitándome la ropa y luego él terminó de quitarse la suya.
Miró mi cuerpo completamente desnudo, entrelazamos las manos y frotó mis labios con los suyos para después besarme dulce y apasionadamente mientras apretábamos las manos como si quisiéramos fundirlas en una sola. Después me hizo acostarme en la cama y tomó una de mis piernas, empezó a besarla desde el tobillo, en tanto una de sus manos bajaba por ella acariciándola suavemente, subió besando hasta mi pantorrilla, ahí se entretuvo un rato y después siguió hasta la parte trasera de mi rodilla, cada beso y cada caricia daba un tirón a mi entrepierna y mi respiración, era tan cierto eso de que sabía exactamente donde tocarme y cómo hacerlo, miraba hacer su ritual y eso me excitaba más, realmente estaba disfrutando del sabor de mi piel.
Llegó a mi muslo y se concentró en él; besándolo, lamiendo, succionando para luego detenerse en mi entrepierna, sentía su aliento sobre la piel y se me erizaba, sentía mi glande palpitar, a cada momento más anhelaba por sentirlo dentro de mí. Pasó por mi pelvis, se detuvo en mi ombligo, yo doblé la otra pierna y él la acarició con las yemas de sus dedos y después delicadamente con sus uñas, la sensación me hizo arquearme y volvió a pasar sus uñas a lo largo de toda mi pierna, para este punto mi respiración era totalmente errática y los jadeos escapaban cada vez con más frecuencia.
Llegó a mis pezones y estuvo besándolos y acariciándolos en tanto mis manos se entretenían con sus cabellos finos y sedosos. Siguió subiendo dejando besos en mi pecho y continuó con su camino de besos ahora en mi cuello, con sus dientes jugó con él y yo apretaba su espalda, continuó hasta el lóbulo de mi oreja y luego exhaló en ella, todo mi cuerpo se erizó ante su tibio aliento, besó mi frente, mis párpados, mis mejillas, mi nariz y finalmente mis labios que lo devoraron con impaciencia. Se separó escasos milímetros mirándome con pasión y deseo, pero había algo nuevo en su mirada, algo aún más excitante, un brillo que en nada se parecía al de nuestro primer encuentro.
– Li...am, hazme el amor –musité con voz apenas audible.
Me respondió con una gran sonrisa en su rostro, tomó mis piernas y las subió para que quedaran sostenidas en sus hombros y entró en mí, esta vez dejé que el gemido se escuchara, él volvió a sonreír mientras entraba y salía en un delicioso ritmo que me hizo apretar la colcha. Nos mirábamos fijamente, ambos estábamos sumergidos en el inmenso placer que experimentábamos, el no poder besarnos intensificaba aún más la excitación y el goce del momento, además, que podíamos observar plenamente las expresiones retorcidas de cada uno, en tanto, nuestros gemidos se mezclaban en el aire envolviendo la habitación. Liam aumentó el ritmo de sus movimientos más y más, enloqueciéndome, haciendo que me perdiera completamente en el deleite que su cuerpo me proporcionaba y de pronto una nueva y cálida sensación recorrió mi interior cuando él llegó al orgasmo y sus fluidos me inundaron provocando que yo también llegara al orgasmo emitiendo un intenso grito que se unió al de él, ni siquiera tuve que tocarme para llegar a él.
Volvimos a amarnos un par de veces más, casi sin descanso, nos cubrimos de besos y caricias, repetíamos nuestros nombres sin cesar, a la par de apasionadas palabras que antes no decíamos y que hacían que la experiencia fuera aún más satisfactoria.
– Hasta mañana Li –dije con la voz adormilada y los ojos casi cerrados.
– Hasta mañana amor–me dio un pequeño beso en la mano-. Te amo.
– Yo también te amo.
Nos quedamos dormidos con las manos y las piernas entrelazadas. La alarma incesante del despertador sonó y a mí me parecieron que habían pasado apenas cinco minutos desde que me dormí. Me estiré para apagarlo y sentí su brazo aferrado a mi cintura y su cuerpo pegado al mío, era inevitable que una sonrisa se dibujara en mi rostro. Tomé su mano para retirarla y levantarme, pero me apretó más contra él.
– Liam, tengo que ir a trabajar –repliqué.
– No vayas.
– Amor, yo qué más quisiera que quedarme aquí contigo, pero en verdad no puedo, estoy llevando casi la mitad de las cuentas de la agencia y hay mucho que hacer –dije colocándome encima de él.
– Repórtate enfermo, por favor –suplicó acariciando mis brazos.
– En serio que no puedo, además, recuerda que Frann nos vio ayer juntos, seguro no lo creería –respondí enmarañando aún más su cabello.
– Ni, no debe preocuparte el quedarte sin trabajo, yo tengo muchos contactos, podría recomendarte en la mejor agencia de Nueva York.
– Te lo agradezco mi amor, pero prefiero ganarme las cosas por mí mismo, no quiero que digan que si tengo trabajo es por ti y no por mi talento.
Me sonrió, deslizando su dedo pulgar por mis labios y luego me besó en tanto su mano bajaba aún más allá de la cintura haciendo que mi pulso se elevara mientras sentía como su cuerpo reaccionaba debajo del mío.
– Li, por favor, tengo que meterme a bañar –objeté en un susurro.
– Sólo otro beso, ¿sí? –respondió dando la vuelta para quedar sobre mí.
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Mi Ardiente Tentación ~Niam Hayne ~
FanfictionTres simples reglas a seguir: #1 No nombres. #2 No preguntas personales. #3 No lazos afectivos. Son las indicaciones que el desconocido da a Niall en su primer encuentro, pero ¿Para ambos será igual de simple seguirlas al pie de la letra? La autora...