Capitulo 3

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La alarma incesante de mi celular me despertó, abrí los ojos y por un instante me sorprendí al ver que no estaba en mi recámara, entonces recordé lo que había sucedido la noche anterior y no pude evitar reírme como un niño después de haber hecho una gran travesura.
Me levanté y no había ningún rastro de él, ni siquiera una nota, "regla número 3: no lazos afectivos", recordé que lo había dicho muy claramente, así que me levante de la cama y empecé a buscar mi ropa, una vez que la encontré, me vestí y salí de la habitación, esperaba poder llegar a tiempo a la oficina.

Al dar un paso fuera del hotel sentí el aire fresco de la mañana pero extrañamente lo sentí diferente esta vez, hasta cerré los ojos por unos segundos para disfrutarlo, algo había cambiado en mí después de esa noche.

Eran las 9:30 cuando entre a la oficina, era la primera vez que llegaba tarde en el año que tenía trabajando ahí, de inmediato vi el enorme arreglo floral que estaba sobre mi escritorio y que dejaba muy por debajo el ramo de rosas que había recibido ayer, sentí que el corazón se me aceleraba al pensar de quien podría ser.
En cuanto Adam me vio entrar, me siguió corriendo y cerró la puerta tras de sí mientras yo tomaba la nota que tenía el arreglo.

"Mi amor, en verdad perdóname por no haber podido estar contigo ayer, pero te prometo que festejaremos tu cumpleaños, aún no sé exactamente cuándo pero considéralo un hecho. Con todo mi amor, Chris"

Claro, ¿quién más podría enviarme flores que no fuera mi novio?, no sé cómo pude pensar por unos instantes que había sido él desconocido de anoche "no nombres, nada que pueda dar un indicio de quienes somos en realidad", recordé las reglas y tenía que recordarlas a menudo si quería que eso siguiera funcionando, pero, ¿qué estaba pensando?, ¿acaso iba a volver a llamarlo?, sonreí y sacudí la cabeza tratando de disipar esas ideas que me rondaban.

- A ver, cuéntamelo todo, con lujo de detalles, sabes que soy un morboso de lo peor - exclamó Adam ansioso oliendo las flores.
- ¿Qué quieres que te cuente? - pregunté rodeando el escritorio para sentarme en la silla frente a él.
- ¡Dios!, ¿y todavía lo preguntas?, llegas media hora tarde, te llega este hermosísimo arreglo floral y además traes un brillo en los ojos y una sonrisa en la cara que jamás te había visto, la celebración de tu cumpleaños debió ser memorable, Chris debió lucirse y recompensarte en grande, así que quiero los detalles ahora mismo - dijo más emocionado y se sentó recargando su cabeza en ambas manos mirándome.

Y, sin saber, mi amigo le había atinado perfectamente a la descripción de la celebración, realmente había sido memorable, pero, ignoraba que Chris no tuvo nada que ver con ello.
Adam era además de mi compañero de trabajo, mi mejor amigo, a los pocos días de conocerme, me contó cómo había huido él papá de su hijo después de haber dado a luz, dejándoselo a su cuidado y, de ahí, una gran confianza surgió entre los dos, pero a pesar de eso, dudé si era buena idea compartirle lo que había hecho en mi cumpleaños, él sentía gran simpatía por mi novio y siempre me decía que éramos la pareja perfecta.
No, definitivamente aquella aventura era mejor mantenerla en secreto.

- Pues, temo desilusionarte porque no hubo tal celebración, el arreglo se debe a que, precisamente, Chris no pudo llegar para llevarme a cenar.
- Él siempre tan detallista - dijo sacando una orquídea del arreglo.
- Bueno, de alguna manera intenta recompensar el poco tiempo que pasa a mi lado.
- Sabes que si trabaja tanto es para tener un patrimonio seguro y en algún futuro casarse contigo y darte todo lo que mereces.
- Eso lo sé muy bien, no tienes que convencerme de que es el novio perfecto, sé que lo es y por eso lo amo, y acepto que trabaje tanto para poder estar juntos algún día y para siempre.
- Sí... pero, no luces nada enfadado porque tu novio te dejo plantado justo el día de tu cumpleaños, por el contrario, luces radiante, ¿qué fue lo que hiciste anoche?
- Nada, sólo ver televisión y terminarme yo solo media botella de vodka - en ese momento recordé lo perceptivo que es mi amigo y lo malo que soy para las mentiras.
- Sí, claro y yo rezo el rosario todas las tardes llegando del trabajo, eso ni tú te lo creíste.
- Te juro que así fue, sabes que no tengo amigos más que tú y Maite y que jamás iría solo a ningún lado que no sea el supermercado.
- Es que de verdad te ves distinto, hay algo diferente en tus ojos.
- Sólo un año más de edad, y ya déjame ver que tengo de pendientes antes de que venga el jefe y nos regañe - dije encendiendo la computadora.
- Está bien, pero te aclaro que no me convenció tu argumento, algo te traes y me lo tendrás que decir tarde o temprano.
- Esta bien, fui y me acosté con un completo desconocido, ¿satisfecho?
- Jajaja, ay Niall!, tampoco te tienes que ir al otro extremo, ambos sabemos que no harías una cosa así - dijo saliendo y cerrando la puerta.

Y tenía toda la razón, por algo me llamaban "él siempre correcto Niall ", no supe que me había pasado la noche anterior, que había faltado a todos mis principios y valores, pero el recordar sus caricias y sus besos eran razón suficiente para olvidarse hasta de la cordura, incluso de mi propio nombre.

Suspiré y miré mi celular que había dejado al lado del teclado de la computadora, ¿habría alguna restricción en cuánto al horario?, volví a recordar las reglas y no mencionó nada al respecto.

Llevé las manos a mi cara, sentí un rubor intenso en las mejillas, pero, ¿qué me ocurría?, aún no habían pasado ni doce horas de haberlo hecho con él y yo ya ansiaba que volviera a pasar. "Y te aseguro que te dejara sin sentido", recordé las palabras de él chico que me lo recomendó y debía reconocer que tenía toda la razón y no sólo por el magnífico sexo que habíamos tenido, sino porque estaba haciéndome perder el sentido de todo.

El timbre del teléfono me hizo aterrizar y respondí a la llamada de mi jefe.

Mi Ardiente Tentación ~Niam Hayne ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora