Capitulo 33

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– Niall, por favor, ya no llores –me sujetó por los hombros-. No llores, Ni, escúchame Niall... ¡Despierta!, despierta por favor.

Abrí los ojos y Liam me miraba asustando sujetándome por los hombros, estábamos en mi departamento, y de pronto caí en la cuenta que hacía una semana que habíamos regresado después de pasar la fiesta de año nuevo con su familia. Yo estaba sollozando por el sueño que acababa de tener y lo abracé fuertemente.

– Todo fue una pesadilla, ángel, cálmate por favor.

– Fue tan real, todo fue tan real –respondí entre lágrimas.

– Pero no lo era, ¿qué soñaste mi amor que te alteró tanto? –preguntó mientras me acariciaba la espalda tratando de consolarme.

– A ti... estabas con otra y... –no pude continuar, el llanto me quebró la voz.

– Mi amor, jamás te engañaría –tomó mi rostro entre sus manos-. Te amo, por favor, grábatelo bien, tú eres la única persona que hay en mi mente y en mi corazón.

Me dio un corto beso en los labios, pero yo lo sujeté fuertemente y se lo devolví frenético, quería asegurarme que esto fuera real, que en verdad estaba él, ahí, en mi cama, conmigo, creo que lo desconcerté, pero me correspondió el beso con la misma intensidad, besé desesperado su cuello mientras mis manos bajaban su bóxer.

– Demuéstrame que me amas y que soy el único para ti –susurré en su oído.

Liam me envolvió en sus brazos y me recostó, me quitó el bóxer y se colocó encima de mí, me besó apasionadamente, pero a la vez con ternura mientras deslizaba su mano por mi contorno, yo enredé mis piernas en su cintura, estaba demasiado desesperado por sentirlo dentro, no sé si por el sueño, pero quería que me hiciera suyo en ese instante, sin más preámbulos. Me miró un tanto inseguro, quería prolongar el momento, como siempre lo hacía, pero ejercí fuerza con mis piernas y entró en mí de golpe, me arqueé al sentirlo y me aferré a su espalda, soltando un pequeño quejido en su oído, moviéndome rápidamente, marcándole el ritmo que deseaba.

– Te amo Niall–susurró en mi oído con la voz retorcida moviéndose en mi interior.

– Repítelo –pedí con mi voz entre cortada.

– Te amo –volvió a decir continuando con sus embestidas.

– Dilo otra vez –supliqué casi enterrándole mis uñas.

– Te amo, te amo, te amo –dijo una y otra vez mientras sentía como ambos llegábamos al orgasmo.

– Yo también te amo Liam, te amo como jamás lo imaginé, por eso me horroriza la idea de pensar que puedas estar con alguien más.

– No podría volver a estar con nadie más que no fuera contigo –dijo en mis labios mirándome fijamente a los ojos-. Eres mi primer, mi último, mi todo –agregó frotando mi nariz con la suya.

– Te amo Liam.

– Y yo también a ti ángel, vamos, trata de dormir otro poco, apenas son las cuatro.

Le sonreí y bajó de mí, se acostó detrás y me abrazó por la cintura, pegándose a mi cuerpo, yo entrelacé su mano con la mía y cerré los ojos mientras sentía su tibio aliento en mi nuca, estuve acariciando sus dedos hasta que volví a quedarme profundamente dormido. El despertador hizo su labor de todas las mañanas y no muy convencido lo apagué, me volteé y abracé a Liam que seguía con sus ojos cerrados, le di un beso en cada parpado y luego uno en su boca.

– Buenos días mi amor, ya es hora de levantarse.

– Buenos días cariño... lo sé y no quiero, debo ir a Chicago a una convención.

– Yo tampoco quiero que te vayas, pero tres días se pasaran volando, ya lo verás.

– Me encanta tu optimismo –dijo acariciando mi nariz con su dedo índice.

– Y a mí me encantas todo tú, anda, no quiero llegar tarde a la oficina.

Nos levantamos y nos bañamos, después nos vestimos y desayunamos cereal. Tomé mi maletín y salimos del departamento, bajamos por el ascensor, subimos a su auto y me llevó a la oficina. Antes de bajar, le di un gran beso y un abrazo. Él iba a su departamento a dejar el coche y por su maleta para luego ir al aeropuerto.

Esa mañana estuvo muy agitada, hicimos una presentación para un nuevo cliente, tuvimos una junta con el señor Arango y estuve respondiendo miles de mails. Recibí un mensaje a mi celular de Liam que acababa de abordar el avión y después Gemma me llamó para que almorzáramos juntos, se escuchaba afligida. Cuando llegué al restaurante la abracé fuertemente, me dio una sonrisa y nos sentamos.

– Entonces, ¿ya firmaron el divorcio?

– Sí, esta mañana, ¿y puedes creer que anda con su abogada?

– ¿En serio?, ¿y cómo te enteraste?

– Los vi al salir del juzgado, se besaron y subieron al auto de él, ¿sabes?, Andre siempre fue mujeriego y un hombre así nunca puede estar solo y la verdad dudo que cambie y que pueda ser monógamo.

– ¿Crees que te haya engañado?

– Es muy probable, ¿sabes que jamás hicimos cosas triviales juntos?, como ir al cine o por un helado, casi no estábamos en casa y cuando estábamos era teniendo sexo.

– ¿Nunca se dijeron te amo?

– Sí, cuando él estaba encima de mí, eso era lo que amábamos, el sexo no a nosotros como personas, sonará tonto, pero ni siquiera sé cuál es su color favorito, pero bueno ya no hablemos más de mí, mejor cuéntame, ¿cómo te fue en las fiestas?

– Genial, fueron las mejores de mi vida, su familia es tan cálida, me hacen sentir parte de ella, todos me regalaron algo en Navidad y Liam se porta súper lindo conmigo.

– Me da mucho gusto por ti amigo, es un gran detalle de su parte que te haya llevado con su familia en esas fechas tan especiales, la primera vez que me platicaste de él jamás me imaginé que iban a terminar así.

– Yo tampoco.

Cuando terminamos de comer nos despedimos con un gran abrazo, no sé si Gemma amaba o no a Andre, pero definitivamente sí le había dolido mucho el divorcio.

Mientras caminaba pensaba en todo lo que me había dicho y vino a mi mente el terrible sueño que había tenido la noche anterior, ¿en verdad Liam podría dejar de estar con otros y serme fiel?, ¿me amaba a mí o el sexo que teníamos?, tampoco habíamos ido al cine, claro que llevarme con su familia no se compara, no llevas al amante, llevas a la pareja. Saqué mi celular y marqué al que le llamaba al principio.

"El número que usted marcó se encuentra desactivado"

Escuchar eso me dio un alivio, pero entones recordé las mentiras que me había dicho, lo que me gritó cegado por los celos, ¿me ocultaría más cosas?, ¿cómo sabía cuáles eran mis flores favoritas? Sin encontrar respuestas llegué a la oficina y me concentré en el trabajo.

Mi Ardiente Tentación ~Niam Hayne ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora