Capitulo 8

352 26 3
                                    



Yo debía estarme volviendo loco, esa frialdad, esa indiferencia, esas extrañas reglas, lejos de hacer que saliera corriendo de ahí me plantaban en esa habitación, como un árbol echando raíces.

Él ejercía un extraño embrujo en mí, estaba volviéndome adicto, esa era la palabra correcta para describir lo que sentía, nunca antes había experimentado esa sensación, tomaba alcohol en fiestas, pero nunca he sentido la necesidad de consumirlo sin sentido, el cigarrillo lo había probado sólo una vez y no me gustó.

Pero, el verlo ahí, parado frente a mí, mirándome como si me estuviera analizando me hacía desearlo, necesitarlo y sentirlo dentro de mí y eso debía sentir un alcohólico cuando tenía una botella enfrente.

Acortó la distancia que nos separaba, con la punta de su lengua lamió mis labios mientras sus dedos desabrochaban el par de botones que yo había logrado abrochar de mi camisa, la abrió y colocó sus manos en mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo en tanto introducía su lengua en mi boca y frotaba la mía.

Mis manos rodearon su cuello y se lo acariciaron, sentí como acariciaba la piel de mi espalda, sin dejar de besarnos, empezó a caminar dirigiéndome hacia la cama, cuando la sentí con la parte trasera de mis piernas me senté.
Fue por otro condón mientras yo me subía y me acostaba.

Se tumbó en mí y lamió mis pezones alternadamente, en tanto su mano acariciaba mi cadera, yo acariciaba su cabello, él continuó besándome hasta mi cuello, al que le dio ligeras mordidas.

Lo hice darse la vuelta y yo fui ahora él que quedó encima de él, le besé y lamí el cuello tomando el condón de su mano, me hinqué sobre sus piernas y le coloqué el condón deslizando las yemas de mis dedos en su erección, él jadeo y acto seguido me senté sobre su miembro y comencé a moverme en círculos colocando mis manos sobre su abdomen apoyándome.

Él gimió más fuerte.


– Oh sí, así – exclamó con la voz entre cortada.

– ¿Te gusta? – pregunté con un hilo de voz.

– Siiii... sigue, no.. no te detengas – suplicó.


Seguí moviéndome lentamente, tratando de prolongar la excitación, puse una de mis manos en mi miembro, empecé a frotar la punta de este con mi dedo lentamente provocando espasmos, fui bajando mi mano hasta rodearlo por complete, lentamente fui subiendo y bajando mi mano mientras veía el rostro del desconocido, sus facciones de excitación eran completamente calientes. Con un ágil movimiento, él hizo que me acostara y me embistió con fuerza, entrando y saliendo de mí cuerpo haciéndome gritar mientras nos mirábamos fijamente rozando sus labios con los míos, sentía su aliento que, aunado a sus movimientos, me estaba volviendo loco.

Incrementó la velocidad y yo lo abracé con mis piernas por sus caderas, sentí que llegaba al orgasmo, vaciando este en su abdomen, mientras él embestía por última vez y colapsaba en mi cuerpo.


– Eres fantástico – susurró en mi oído.

– Y tú... Tú eres único – respondí aún con la voz distorsionada.

A lo lejos escuchaba sonar mi celular, levanté mi mano hacia la mesita de noche, pero no lo sentí, entonces abrí los ojos y me enderecé un poco, me di cuenta que seguía en la habitación del hotel, no supe en qué momento me quede dormido, ni siquiera me di cuenta cuando él se levantó de la cama.

Me levanté buscando el celular, lo visualice y cuando llegué a este ya había dejado de sonar, entonces vi un papel doblado que estaba sobre la mesa, lo tomé y lo abrí, "Espero que hayas disfrutado de la comida tanto como yo", decía con letra de computadora, una enorme sonrisa apareció en mis labios, pero, me sobresalté al escuchar de nuevo mi celular, era Adam en el identificador.

Mi Ardiente Tentación ~Niam Hayne ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora