-¿Quién coño dejó el condón ayer? -Sin más dilación, Denis se alzó a preguntar. No iban a esperar más a saber quién era el culpable que hizo que les pillasen a todos.
Se miraron entre ellos. Ninguno abrió la boca. Ni si quiera Dimitri, que también estaba allí. Tenía un ojo vendado el cual estaba algo encharcado de sangre, pero nadie pareció inmutarse. Hubo peores castigos a los que fueron sometidos otros alumnos.
-Joder, ¿quién ha sido? -Amaya no soportaba tal tensión. Necesitaba saberlo ya o iba a ir arrancando cabezas persona por persona.
De nuevo, el silencio reinó en el pequeño sótano. Empezaban a ponerse nerviosos y más aún cuando todos parecieron escuchar una puerta.
-Silencio, callaos. -Susurró Mia atemorizada. Aunque claro, no hacía falta que lo dijese, ya que silencio era la único que había en esa sala.
Parecieron oírse unos pequeños pasos al lado de la puerta, pero pasaron de largo. Todos suspiraron, algunos soltando el aire que habían cogido para no hacer ruido con sus respiraciones.
-Bien, sigamos. Si no sale ahora el culpable, cuando le encontremos será muchísimo peor. -Ahora fue Seb el que amenazó a todos los presentes, en efecto al culpable, que seguía sin darse a la luz.
Hablando de luces. La bombilla se apagó y encendió un par de veces, haciendo que todos se despistasen y centrasen su atención en otra cosa que no tenía importancia.
-Chicos, va a ser mejor que nos vayamos... -Mía estaba aterrada. Demasiado, parecía ser. ¿Qué la pasaba? Era un simple corte de luz, nada del otro mundo.
La bombilla terminó por apagarse del todo. Estaban totalmente a oscuras y no se veía nada.
-Joder, ¿qué ha pasado? -Gritó Javier en ese instante.
En ese mismo momento todos dieron gracias porque el edificio estuviese construido con paredes bastante gruesas.
-Tío, Dimitri, deja ya de manosear. -Contestó la pelirroja cuando sintió unas manos acariciando sus caderas.
-Yo no te estoy tocando. -Dijo en voz baja. Tampoco era muy hablador, a decir verdad.
-Joder, que pares. -Se escuchó que Celia le dió un manotazo a alguien. Alguien que pensaba que era Dimitri, pero no era él.
La persona afectada dió un grito inesperado. Pero no fue un grito normal y corriente, si no uno que hizo que todos nuestros elegidos tuviesen que taparse los oídos fuertemente con las manos. Era demasiado fino y torturante.
Cuando se calló, pudo agradecerse bastante. Sobretodo Ana, la cual sintió que la salía liquido del oído. ¿Sangre, tal vez? Nada raro ni para alarmarse.
Seguían a oscuras, pero esta vez se oían extraños ruidos, como si alguien estuviese arañando la pared, y al mismo tiempo, estuviese mojando los dedos en algo líquido.
-¿Estáis bien? -Preguntó Amaya.
Tan solo se dirigía a Ana, pero por cortesía lo preguntó. Todos respondieron con un pequeño "si", o eso la pareció oír a la rubia.
-Vale, vámonos. -Dijo Celia. No quería seguir más allí.
-De aquí no se mueve nadie hasta que salga el culpable de lo de ayer. -Seb cada vez estaba más nervioso, y eso no era nada bueno. Necesitaba un cigarro y no lo tenía. Y tal vez un encuentro como el que tuvo horas antes con Eider.
-Mira, vosotros os quedáis si queréis. Yo me voy de aquí. -La pelirroja no lo dudó un segundo más y se dirigió a la puerta, intentando salir.
Pero no pudo. Estaba atascada y no daba acceso a ninguna clase de salida o entrada.
-¿Quién coño ha atrancado la puerta? -Preguntó dándose la vuelta, a pesar de que sabía que no les vería, ya que la habitación seguía totalmente a oscuras.
No obtuvo respuesta, por lo que decidió volver a su sitio, sin mediar más palabra.
Seguían preguntándose quién habría hecho lo del condón, pero seguían sin obtener ninguna respuesta. Pero entonces ocurrió. La luz se encendió de repente y todos miraron a la esquina que se encontraba encharcada de sangre.
Mia tenía un gran agujero en el estómago. Estaba abierta y se la podían ver perfectamente las costillas partidas y algunas tripas. Otras, estaban machacadas o descuartizadas.
Algunos pusieron cara de terror. Otros, como Ana, tan sólo se dieron la vuelta para evitar la escena. Alguien la apoyó contra su pecho y la pasó un brazo por la espalda. El otro, se quedó en su cabeza. Ry fue quien ayudó y reconfortó a la morena en ese momento. Tenía el corazón a mil por hora. Tanto por la muerte tan brusca de Mía, como por la ayuda y la cercanía del rubio.
Eso si, todos se fijaron en lo que había escrito en la pared.
"Ella es la culpable".
Y tras esto, todos supieron que Mia fue la que usó el condón con alguien, pero... ¿Con quién?