Todos y todas estaban sentados en sus respectivas mesas, con sus bandejas llenas de comida. Qué extraño. Hacía tiempo que no servían tanta. Hablaban en susurros, incluso algunos elevaban la voz un poco ya que era domingo y tenían un poco más de libertad.
Amaya, Ana, Eider y Celia se encontraban en una de las mesas más al fondo. Las tres chicas aprovecharon a decirle a la pelirroja que habían visto a Olivia, y que no había sido un buen encuentro, sinceramente.
-Pero... ¿Cómo ha entrado? Que yo sepa las puertas están cerradas, y McKlagen no ha ido todavía a por ella. -Preguntó confundida Celia, que se metía una patata a la boca.
Era raro comer otra cosa que no fuesen verduras u hortalizas crudas, pero ese día hubo ternera con patatas. Otra cosa extraña que añadir a la lista del fin de semana.
-Ni idea, pero la hemos visto. -Procedió Ana, que no podía comer de lo inquieta que estaba. Y eso que la encantaba la carne.
-Joder, pues que puto mal rollo... -Dijo la pelirroja, cruzándose de brazos en la mesa.
-Ya, bueno. Vamos a dejar de hablar del tema. -Amaya no quería sacar conclusiones equivocadas, pero sabía que algo raro estaba pasando desde que Cam murió.
No pensaba que su espíritu fuese matando a la gente ni nada parecido, pero quien la mató y luego mató a Mia, estaba implicado en todas aquellas rarezas. Y encima añadía el caso de las marcas en el antebrazo de Eider. Definitivamente algo estaba pasando y quería descubrir el qué.
-¿Y si no vas al despacho? -Preguntó Ana, la cual empezó a morderse una de sus uñas.
La rubia se perdió un poco del tema, ya que estuvo sumida en sus pensamientos. Cuando se centralizó, supo al instante que hablaban de la chica del pelo negro.
-Yo que sé. -Dijo Eider, negando muy levemente con la cabeza mientras fruncía el ceño.
-A lo mejor tan solo quiere ayudarla. -Cuestionó Celia, a la cual le habían contado el problema que tenía la chica.
-¿McKlagen ayudar? Lo dudo. -Amaya terminó su comida al son de la pelirroja mientras que las otras dos ni si quiera habían empezado. -Como poco te torturará psicólogicamente para que la cuentes todo lo que sepas.
-El caso es que no se nada, ni que ha pasado, ni quién ha sido. Nada. -La pálida seguía rebuscando en lo más hondo de sus pensamientos y recuerdos, a ver si conseguía recordar algo que estuviese centrado en ese tema. Pero no tenía suerte en ese aspecto.
-Bueno, tú tranquila. Pase lo que pase, no ha sido culpa tuya. Todo va a solucionarse. -La apoyó la morena, que decidió dejarse su plato sin probar, al igual que Eider.
Esta la sonrió levemente antes de percatarse de que Denis miraba en la dirección de estas desde su mesa, al igual que Seb.
-Te está mirando, pelirroja. -Le dijo Amaya a la correspondida, que seguía sobando el plato que yacía vacío.
-¿Eh? ¿Quién? -Preguntó esta, levantando la vista.
-Denis. -Terminó de decir Ana por la rubia, que sonreía levemente en plan cómplice con ella.
-No os flipéis. Os mirará a alguna de vosotras. -Río Celia, cruzándose nuevamente de brazos.
-Ya, claro que sí. -Dijo Amaya mirando a ambas, para luego centrar la vista en su pequeño reloj de pulsera.
-Dentro de nada serán las cuatro y seguimos aquí.
-Eider, ¿vas a ir? -Preguntó la morena, mientras todas ellas se levantaban.
-Sí, no tengo otro remedio. -Contestó ella sin ganas, colocándose la chaqueta al mismo tiempo que las demás.
-¿Quieres que te acompañemos? -Preguntó la rubia, la cual estaba entre medias de las otras tres.
-No, tranquilas. -Dijo con una pequeña sonrisa. -Igualmente, no creo que tardemos mucho. -Contestó rápidamente después, saliendo del comedor.
Las demás asintieron y se fueron por otro camino, mientras que la pálida se dirigía al despacho de McKlagen.
-¿A dónde van? -Preguntó Denis cuando vió que las cuatro chicas salían de la sala.
-Ni puta idea. -Contestó Seb, el cual se quedó pensando en a donde habría ido Eider. ¿Debería ir a buscarla?