Capítulo 20.

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Ya era media noche. Hacía por lo menos veinte o veinticinco minutos que habían apagado todas las luces, pero los domingos siempre costaba conseguir dormirse. Y sobre todo, con todo lo pasado últimamente. Ana ya estaba acostada, intentaba descansar y que fuese un nuevo día, ya que ese fin de semana había sido muy, pero que muy agotador. Mientras tanto, Amaya y Eider se quedaron despiertas, al igual que muchas otras personas. Ya les habían quitado los móviles, por lo que no tenían nada de alumbración, salvo la luz de la luna, que traspasaba las blancas y lisas cortinas que tapaban los ventanales. Habían velas en las pequeñas mesillas de noche, pero no debían utilizarse a no ser que fuese una emergencia.

-¿Qué crees que la pasa a Ana? -Preguntó Eider con intriga y preocupación.

-No lo sé. -Claro que lo sabía. Amaya tenía información sobre ese tema, pero aún no podía contarlo, por si acaso. -De todas formas, creo que se averiguará pronto.

-Y de Olivia, ¿qué sabéis? -Preguntó de repente la voz de un chico.

Ambas de dieron la vuelta y vieron que la ventana estaba abierta de par en par. Una brisa recorrió sus sugestivos cuerpos y se obligaron a levantarse de un salto cuando vieron que Dimitri estaba apoyado en la cama de Ana, mirándola fijamente, serio y callado.

-¿A qué viene esa pregunta? -Preguntó la rubia, frunciendo el ceño.

-¿Qué cojones haces aquí? -Cuestionó Eider, cruzándose de brazos sin apartar la mirada de este.

-Tantas preguntas a la vez... Hay Dimitri para las dos, chicas. -El chico se levantó de la cama y se fue dirigiendo a estas lentamente.

Ambas pusieron cara de asco y fue entonces cuando se percataron de que todas las demás estaban dormidas, excepto ellas y el chico que parecía estar siempre solo y derrumbado por los pasillos. Y ahora allí estaba, arrinconándolas en una de las paredes de la gran habitación y acechándolas como si fueran una presa.

-Te he dicho que qué haces aquí. -Dijo la pálida de pelo largo y negro, plantándole cara.

-He venido a visitar a mis chicas preferidas. ¿Algún motivo para no hacerlo? -Dijo este riendo levemente, aún aproximándose hacia ellas.

-Todos los motivos que hay, sugieren que te largues de aquí. -Contestó Amaya, elevando una de sus cejas y plantándole, al igual que Eider.

-Ahora que he respondido a vuestras preguntas, merezco una respuesta a la mía. -Dimitri puso expresión seria, quedándose quieto cuando las chicas chocaron sus espaldas contra la pared. Así parecía mucho más intimidante que en su estado normal.

-No, no has respondido a la mía. -Le contestó la rubia, mirándole con desprecio de arriba a abajo.

-Si tú no vas a contestarme, puedes largarte. -La bufó, apretando su mandíbula.

-¿Y qué te hace pensar que yo sí? -Dijo Eider, en defensa a Amaya.

-Una de las dos me lo dirá, así que. -Las contestó, sonriendo levemente. Parecía un puto loco, joder. -Yo tengo toda la noche, pero creo que vosotras no...

Ambas se quedaron exhaustas. ¿A qué se refería? Tenía toda la noche y todo el día siguiente, si hacía falta.

-Tenemos todo el tiempo del mundo. -La rubia se cruzó de brazos y la pálida se apoyó sobre una de sus caderas, cruzándose de brazos también.

-Me temo que te equivocas. Bueno, Olivia se conoce todo el internado. Lleva aquí mucho tiempo más que nosotros, y creo que vuestra amiguita últimamente está teniendo muchos problemas, así que... Creo que no queréis que muera ya, o que se siga dañando.

¿Acababa de amenazarlas? Acababa de amenazarlas con Ana. Amaya sabía perfectamente a qué se refería con respecto al tema de la morena, pero Eider no tenía mucha información sobre ello.

-¿A qué se refiere? -Le preguntó la pálida a la rubia, la cual apretó la mandíbula mirando con desprecio a Dimitri.

-Eres un puto bocazas. -Las palabras salieron de su boca con asco, cómo no.

-Vaya, ¿no se lo habías contado? -El chico rió y se empezó a acercar a ellas otra vez. -Pues es hora de que sepa lo que pasa.

Eider frunció el ceño, mirando a la rubia. No sabía a lo que se refería, pero quería saberlo. ¿Qué la estaba pasando a Ana, y por qué Dimitri estaba preguntando así de repente por Olivia? Amaya obtuvo una posible respuesta para la segunda pregunta. El chico tenía alguna relación con la psicópata, y puede que ambos estuviesen provocando todo aquello. Pero... faltaba algo. Algo se la escapaba, y no sabía el qué.

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