Capítulo 8: Caminar en el sol.

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Las vacaciones de verano ya acababan y era tiempo de volver a Londres. Empaqué mis cosas y fui a casa de Danny.

-Hola, Vicky. ¿Está Danny? –Preguntó sonriente.

-Sí. Entra.

Subí al cuarto de Danny y entré cuidadosamente. Él estaba aún dormido. Sin camisa. Me siento a su lado y comienzo a acariciar sus ondas. Sus perfectas ondas de cabello.

-¡Hey! Eres tú. -Dijo luego de un bostezo.

-Sí, soy yo. –Reí.

-¿A qué viene tu visita tan mañanera?

-Es que... ya me voy. Regreso a Londres.

-¿Ah, si? ¿Tan rápido? -Su mirada y tono de voz cambiaron a desánimo total.

-Sí. Papá tiene que volver a su trabajo cuanto antes.

Danny se levanta. Toma un delicado brazalete que dice Jones y me lo coloca.

-Quiero que lo tengas tú.

-Danny, ¿no volveremos a vernos? -Pregunté triste.

-Sí, por supuesto que sí. Sólo quería obsequiártelo por ser tan buena conmigo.

-Gracias, Danny. Es realmente lindo de tu parte. –Sonreí. -Ahora debo irme.

-Prometo buscarte en cuanto llegue a Londres. Veámonos en el London Eye el sábado por la noche, ¿si?

-Ahí estaré. -Respondí sonriente.

Tomó mi mano y me haló hacia su pecho. Me abrazó por un largo rato y luego me soltó para darme un beso en la frente.

-Adiós.

-Te veré luego. -Dije y salí de su habitación, luego regresé a casa.

-¿Todo listo, querida? –Preguntó mi madre.

-Sí, mamá.

Subimos el equipaje al auto y luego tomamos camino hacia Londres. Yo no dejaba de pensar en Danny. Pensaba en cómo sería nuestra cita en el London Eye. Dejaba escapar varias sonrisas con sólo recordar su tonta risa y la tan tierna mirada. Por fin había logrado quedarme dormida.

-Linda, ya despierta. -Oí decir a mamá y desperté.

-¿Llegamos?

-Sí, hija. Baja.

Entramos a casa y saludé a mi pequeño perro Tanner. Era un Golden. Lo amaba mucho. Me desahogaba muchas veces con él.

-Hola, pequeño. ¿Me extrañaste? -Decía mientras acariciaba su cabeza.

-Annabella, tu madre y yo debemos irnos al trabajo. No te olvides de inscribirte en la universidad, ¿bien? Te veremos en la noche. -Dijo mi padre y salió de casa junto a mamá.

No les había comentado lo de la academia a la que iría con Danny, tampoco pensaba hacerlo. Aunque de igual forma, ni siquiera se molestarían en preguntar en cuál universidad estudiaría. Luego de varios minutos de desempacar recibo un mensaje de texto, era de… ¿James de nuevo?

"¿Qué te parece si nos vemos en Trafalgar Square? -James.

¿Cómo rayos este chico sabía cada uno de mis movimientos? Era bastante extraño. Acepté ir con él. Me gustaría preguntarle por qué sabe cada paso que doy. Me ducho y salgo.

Llegué a la plaza y ahí estaba el chico esperándome. Sonríe al verme y va hacia donde estoy yo.

-Vine sólo por una cosa. -Dije seria.

-Hola, ¿bien y tú? -Dijo el chico sonriendo.

-¿Cómo es que sabes todo lo que hago?

-Yo... no lo sé. -Dijo mirándome extrañado.

-El día de la fiesta regresé a casa y encontré un mensaje de voz tuyo y afirmabas saber que yo no estaba en casa y ahora me invitas a la plaza. Jamás te dije que hoy volvería a Londres.

-Oye, cálmate. -Rió de forma burlona. -Me di cuenta que no estabas en casa porque no contestaste. Llamaba solo para saludarte. Me caíste muy bien y supe que hoy regresabas a Londres porque los chicos me lo dijeron. ¿Acaso piensas que te haré algo malo?

En ese momento morí de la vergüenza. Había confundido todo. No sabía qué decirle a James, ni siquiera podía verle la cara.

-¿Te quedarás callada?

-Perdón. Debo irme. -Di vuelta para irme, pero me detuvo.

-Le pasa a cualquiera. -Dijo sonriente.

-Disculpa, pensé que... -Me interrumpe.

-¿Que gustaba de ti? Vamos, eres la chica de mi amigo. Jamás tomaría territorio ajeno.

-No soy nada de Danny. Sólo somos amigos.

-Eso no es lo que él piensa.

-¿Y qué es lo que piensa?

-¿Eres tonta? ¡Le gustas! Piensa que eres la mujer perfecta ¿y tú solo piensas que quiere ser tu amigo?

-Oye, oye, ¿por qué me dices todo esto? -Pregunté desconcertada.

-Porque pienso que deberías actuar. ¿Quieres impresionarlo? ¡Sé difícil!

-Dices que debo... Ahm… Ser menos nenita y ser… Ahm... ¿Conquistadora?

-¡Exacto! Aprendes rápido, niña.

-Bien, y según tú... ¿Cómo puedo impresionarlo?

-Sé difícil, con eso basta. No le abraces. Nada. Solo deja que él lo haga.

-Bien, creo que... creo que seguiré tus consejos.

-Verás qué bien te irá. –Sonrió.

Amar es fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora