Capítulo 5

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Hace semanas que no sabía de Freddie y suponía que para lo mejor para mí. Caminaba hacia mi cafetería favorita para tomarme un cappuccino y poder leer un libro sin tener que escuchar a Alison y Lucas hablar de tonterías o follar. En tan poco tiempo se había convertido en una persona importante en nuestras vidas, y sí nuestras, porque era él quien me ayudaba a cocinar. Además, siempre lo que tenía que decir. Al girar la esquina choqué con una mujer y su perro. Pedí disculpas y ella por su parte rio.

—Lo siento mucho—dije avergonzada.

—No hay problema, suele pasar.

— ¿Te ha pasado? —pregunté mientras acomodaba mi gorra de lana y mi chaqueta.

—Sí ¿a quién no? de seguro es por alguien, se nota que esta distraída—dijo sonriente mientras tomaba al perro entre sus brazos— A lo mejor es por un chico—me brindó un guiño.

Sonreí hipócritamente y rasqué mi nuca incomoda.

—Tengo que irme—dije mientras me alejaba.

—Adiós—dijo amigablemente.

¿En verdad era tan obvia? Era humillante. Solté un largo suspiro y seguí mi camino hasta entrar a la cafetería, me senté en la mesa de siempre y esperé a que algún mesero se acercara a tomarme la orden mientras leía mi libro.

— ¿En qué puedo ayudarte? —escuché.

—Dame un café y un rollo de canela por favor—respondí sin regresar la mirada.

—Claro.

Seguí leyendo y de repente sentí que alguien no dejaba de mirarme. Subí la mirada lentamente y moví mis ojos de un lado al otro, pero no encontré a nadie así que seguí con mi lectura hasta que mi pedido llegó.

—Aquí está su orden.

Reconocí su voz. Regresé la mirada y allí estaba Freddie, con un delantal blanco sobre su traje de negocios. Lo analicé de arriba a abajo escépticamente y me levanté de mi mesa rápidamente, tomé mis cosas y salí del lugar enseguida. Freddie se quitó su delantal y me siguió inmediatamente. Yo caminaba entre las personas con la esperanza que dejara de seguirme, estaba molesta y si hablaba con él iba a gritarle y escupirle un millón de babosadas. Cuando creí que estaba lo suficientemente lejos reduje el paso y caminé hacia Central Park, mi mente se preguntaba cómo él se atrevía a aparecer creyéndose simpático, tenía en claro que no me merecía otra humillación más en mi vida. De repente, sentí que una mano tomaba mi brazo con fuerza.

—Kaya, espera.

—Suéltame—dije molesta mientras me liberaba de su agarre. Seguí caminando.

— ¿Por qué estás tan molesta?

—Por mi ingenuidad. Ni siquiera eres tú, así que no sufras.

—Kaya, quiero hablar contigo.

—Yo no quiero hablarte, eres un mentiroso. —dije sin parar de caminar.

— ¿De qué hablas?

—No sabía que Nueva Jersey estaba tan cerca de un hotel.

Salí corriendo hasta llegar al otro lado, sentía que mi pecho iba a explotar, me detuve un momento a respirar para evitar que lágrimas salieran de mis ojos. Después de ese encuentro divagué un buen rato por la ciudad, sin pensar en nada en específico. Finalmente decidí volver al apartamento, entré al ascensor y esperé y al salir lo encontré, tirado frente a la puerta del apartamento de Alison.

— ¿Qué parte de que te vayas no entiendes? —dije molesta. Él se levantó enseguida y se interpuso entre la puerta y yo.

—Lo siento tanto Kaya.

—Necesito entrar —dije sin mirarlo.

—Kaya—no se movió de la puerta—lo siento, escucha...

—Freddie, con permiso— traté de empujarlo a un lado.

—No creas que jugué contigo—me miraba a los ojos— la mujer con quien me viste no era a nadie importante. La besé porque mi padre así lo quiso. No tenías que enterarte así...

—Quítate —dije molesta. Mis ojos ardían, estaba empezando a llorar.

—Kaya... ella no es nadie, lo juro.

—No somos nada —lo miré a los ojos—Te disculpo, pero no quiero volver a verte—Freddie se quedó en silencio y aflojó el agarre que tenía con la puerta.

—Gracias—dijo con tranquilidad—eso era lo único que quería escuchar—sonrió a medias y caminó hacia el ascensor.

Me quedé helada frete a la puerta, acababa de caer en cuneta de algo muy importante: nunca pensó en lo nuestro como algo serio. A él no le dolía en la forma en que me dolió a mí. Entré al apartamento en silencio y dejé todas mis cosas en la sala para dirigirme a mi habitación. Empecé a analizar la realidad de la situación. Después de nuestros besos, citas y llamadas la verdad era que nunca fuimos en serio, al menos para él. Respiré profundo y negué con la cabeza, no podía ser más tonta: no me hablaba de sus familiares, nunca me presentó a sus amigos y mucho menos a su familia, se iba a viajes largos, todo estaba tan claro. Freddie solo quería que lo perdonara, pero ¿de qué? Si no éramos nada, no había porque disculparse. Supuse que se disculpó por educación y punto.

Desde esa noche no supe nada de él. Los días pasaban y ni siquiera nos enviábamos mensajes de texto. Era definitivo, Freddie Highmore solo había sido un amor efímero dentro de mi vida. No lo volvería a ver, no volveríamos a platicar, no volvería a besar sus tiernos labios y no bailaríamos jazz, nunca más. Esa etapa de mi vida tenía que ser cerrada, empacada y sellada, porque si no lo hacía así, sería un tormento.

Possessive Love (Freddie Highmore Fan-Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora