Capítulo 6

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Estaba encerrada en nuestro apartamento en pijama, Alison había salido a pasear con Lucas, y yo no quería hacer mal tercio. Revisaba mis redes sociales sin ningún objetivo. Había llegado a aburrirme de estar en Nueva York, toda la supuesta diversión que algún día pude tener la desperdiciaba encerrada en el apartamento viendo películas, series o algún inútil video en YouTube. No tenía ganas de salir o incluso levantarme. Me había vuelto una persona completamente sedentaria y era porque Freddie me había decepcionado.

Mientras veía como un hombre caía del techo de su casa en un video alguien tocó a la puerta. Me levanté rápidamente y la abrí lentamente. De repente un hombre alto en traje entró a la fuerza empujándome y cerrando la puerta. Me tapó la boca y con su otra mano me pidió que haga silencio. Era Freddie.

Estaba asustada y empecé a forcejear para que me soltara.

—Kaya... por favor. No digas nada. —me pidió en un susurro.

Me detuve y lo miré con rabia. El por su parte tenía cara de pocos amigos, puede notar que su traje estaba lleno de manchas cafés y tierra. No entendía nada.

—Voy a bajar mi mano, pero debes prometerme que no dirás nada.

Lo miré a los ojos y asentí. El bajó su mano hasta mi mejilla y la acarició lentamente. Lo aparté rápidamente y lo empujé.

— ¡¿Quién te crees para venir aquí a tratarme así?!—dije en voz baja.

—Lo siento—susurró. —Necesito tu ayuda. Estoy en graves problemas.

—Eso no es asunto mío Freddie, debes irte.

El me miró nervioso y empezó a restregarse las manos. Luego alzó la mirada y sus ojos me miraban desesperados, noté que tenía unas grandes bolsas bajo ellos.

—Te metí en problema gigante Kaya, perdóname.

Lo miré desconcertada y negué con la cabeza.

— ¿Qué hiciste? —pregunté nerviosa.

—Prométeme que por más que te lo diga no te molestarás.

— ¡¿Qué hiciste?! —pregunté furiosa. Me miró pidiéndome piedad y empezó a sollozar.

—Dije que habías firmado unos contratos. Todos son firmas falsas. Ahora tu rostro está en todas partes y te están buscando Kaya, lo siento mucho. No tenía otra alternativa...

Mi alma se fue al piso. Lo miré desconcertada y quedé en shock. Sentía que mi cuerpo caía lentamente y que mi corazón había parado de latir. Una sensación fría recorrió mi cuerpo y lo único que atiné a decir fue:

—No puede ser...

Horas después me veía viajando en el asiento del copiloto de un automóvil lujoso sin placas, tenía mi pijama puesta, unas zapatillas azules y un abrigo del mismo color. También una maleta llena de ropa en la cajuela y veinte dólares metidos en mis calcetines.

Apenas escuchaba el discurso de Freddie, solo pensaba en la vaga explicación del problema en el que nos había metido. Según lo que dijo, la empresa de su padre le debía una gran cantidad de dinero a una "aseguradora", los malos cálculos y la pésima administración de varios de sus funcionarios metió a la firma en problemas. Lo único que se les ocurrió fue inventar una identidad falsa, donde yo era la dueña y señora quién manejaba increíbles cantidades de dinero y gracias a ello era la causante de toda la discordia. Los matones fueron primero por el padre de Freddie, a quién le dispararon muy cerca del corazón y en ese momento se encontraba en coma. Asesinaron a su mejor aliado y ahora iban tras los dos socios que quedaban. Sí, Freddie y yo.

¿Por qué me metieron a mí? Pues necesitaban un rostro visible para hacer la mentira más creíble. Una mujer poderosa, llena de riquezas y caprichos. Ya hubiese querido yo esa suerte.

Lo único que quedaba era escondernos.

El ambiente en el automóvil era horroroso, no podía respirar. Lo único que quería hacer era echarme a llorar, pero no me lo podía permitirme ese lujo en ese momento. Freddie estaba en silencio, con una mano sobre sus labios y la mirada perdida. Manejaba por inercia. Miraba su rostro y aunque estuviera molesta el maldito bastardo se veía demasiado atractivo. Decidí mirar por la ventana y concéntrame en mi reflejo.

Perdí la noción del tiempo y finamente acabé durmiéndome sobre el cristal de la ventana. Desperté cuando entrabamos a Newark, miré de reojo a Freddie y mantenía la misma expresión. Saqué mi teléfono del mi bolsillo y empecé a textear un mensaje para Alison. De repente, Freddie me arrebato el teléfono y lo tiró al asiento trasero.

—No puedes hablar con nadie—dijo—No es seguro.

—Solo era un mensaje para Alison—dije molesta.

—No importa para quién sea. Es peligroso Kaya. Mandas un solo texto y nos encuentran, haces una llamada y nos encuentran, envías un email y nos encuentran. No estamos en posición para arriesgarnos, compréndelo.

Bufé y subí las piernas al asiento para luego abrazarlas con mis brazos. Estaba cansada y mi trasero me dolía. Necesitábamos hacer una parada.

—Quiero ir al baño —dije —es urgente.

— ¿Estas con tu periodo? —preguntó.

—No.

—Entonces no es urgente.

Lo miré desconcertada e hice algo muy estúpido. Metí mi mano en el volante y lo hice girar hacia la derecha, pasándonos al carril derecho y haciendo que se Freddie se orillara rápidamente.

— ¡¿Estás loca?!—gritó eufórico.

— ¡Necesito orinar! —dije molesta— ¡Es lo menos que merezco después de haberme metido en semejante lio!

Freddie me miró y negó con la cabeza, después golpeó el volante con fuerza y maldijo en voz baja.

—La siguiente gasolinera está a 20 kilómetros. Pararemos allí y no habrá más paradas hasta llegar al apartamento.

— ¿De qué apartamento hablas? —pregunté.

— Cuando lleguemos te lo explico.

Asentí de mala manera y el auto volvió a andar. Al llegar a la gasolinera cerré la puerta del auto con fuerza y caminé rápidamente hacia el baño. Varias personas me miraban extrañadas por mi pijama, mientras tanto Freddie recargaba algo de combustible y sacaba un dulce de su bolsillo. Terminé de hacer mis necesidades y volví al auto. Sin embargo, mi acompañante había desaparecido. Esperé varios minutos y finalmente lo vi salir detrás de unos arbustos con su teléfono en mano. Subió al auto y seguimos con el transcurso.

Finalmente aparcamos el auto frente a un edificio común, no tenía nada de lujos o algo interesante. Freddie bajó del auto y tomó mis cosas para luego abrirme la puerta. Hizo señas para que le siguiera y subimos varios escalones hasta llegar al tercer piso. Allí abrió una puerta blanca y me invito a entrar.

—Aquí nos quedaremos por un tiempo, hay que pasar desapercibidos.

Possessive Love (Freddie Highmore Fan-Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora