Uno.

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—Bienvenida señorita Thompson —me saludo con un estrecho de mano— Es un placer por fin conocerla. Soy James Blair, su nuevo jefe. Me comentaron que estaba muy entusiasmada en trabajar aquí —sonrió.

—Muchas gracias señor Blair y si, la verdad es que esperaba con ansias trabajar aquí.

—Bueno, pase —se hizo a un lado para dejarme pasar al centro— Su habitación esta en el segundo piso, al fondo, a la derecha, es el número 246. Siéntase como en su propia casa —me dio una leve sonrisa— Nos vemos pronto.

—Gracias.

Tome mi maleta y mis pocas cosas para ir en busca de mi nuevo cuarto, en cuanto llegue al pasillo me doy cuenta que había un chico al final, un chico bastante guapo que me miraba fijamente, me quedé paralizada al verlo.

—Y tú ¿qué miras? —sonó brusco.

—Yo.. Yo... —balbuceé.

Estaba tan hipnotizada mirando al chico que apenas podía articular las palabras que quería decir. Hasta que él habló.

—Saca una foto, —sonrío de lado— dura mucho mas tiempo.

—No.. Yo solo —me callé y suspiré— Estoy buscando mi habitación.

—Entonces —paso por mi lado— Suerte con ello.

Y se marchó, me dejo con un escalofríos que recorrió todo mi cuerpo y pensando tonterías. ¿Quién será ese chico? ¿Trabajará aquí? Preguntas que por el momento no tendría respuesta, pero pronto las tendría. Decidí encontrar mi habitación, deje mis maletas y salí a recorrer el centro. Necesitaba encontrarme con aquel chico; comencé a caminar sin saber donde iba, hasta que llegue al patio, era realmente hermoso, muchas flores y lugares verdes por donde viera.

—¿Señorita?

Sentí la voz de una mujer, me giré para verla y efectivamente me hablaba a mí. Era una mujer mayor, un poco subida de peso, tez blanca y cabello rubio.

—Dígame —le sonreí.

—Usted debe ser la nueva psiquiatra que trabajará aquí —sonrío amablemente y me estrechó la mano— Un gusto por fin conocerla.

—El gusto es mio, soy ___ Thompson.

—Puede decirme Amber, si quiere puedo enseñarle el lugar.

—Claro.

Comenzamos a caminar por todo el centro, ella era auxiliar de aseo desde hace 25 años, me contó que algunos pacientes no están realmente locos o no son tan peligroso, pero a excepción de uno: no habla demasiado con los especialistas, se pasea durante las noches y no se explican como es que sale de su habitación si la tienen con seguro, en ocaciones actúa como una persona normal, en otras como un desquiciado. Un completo psicópata.

—Bueno, ahí esta el chico del cual te estaba hablando —apuntó a un chico de cabello negro, piel blanca, una nariz perfecta —Maldición, ¿quién tiene una nariz así de perfecta?— Y varios lunares en su rostro. Estaba tan concentrado mirando cada detalle del chico, y si no lo dije, era el mismo chico que me encontré en el pasillo— Se llama Dylan, ha estado aquí desde los 14 años, ha sido muy duro tratar con él durante estos 10 años.

—¿Y que problema tiene él? —susurre cuando sentí la mirada de Dylan en mi a pesar de la distancia que nos separaba.

—Dicen que padece de psicopatía, lo trajeron aquí después que mato a toda su familia, padre, madre y hermana. De una manera terrible —se acerca y me susurra al oído— Y por lo que dicen, no se arrepiente de las atrocidades que hizo.

Quede sin palabras, solo pude sentir una pena por él, sentir que ocultaba su dolor atrás de esa sonrisa tan encantadora y al mismo tiempo tan terrorífica que tenía.

—Bueno, muchas gracias por todo, ahora tengo que ir a mi habitación y hablar con el señor Blair —me despedí con un movimiento de mano— Adiós y muchas gracias nuevamente.

—Adiós, señorita Thompson.

Caminé hacia el centro para ver si tenia suerte y me encontraba con Dylan pero no, en cambio me encontré con Blair.

—La estaba buscando señorita Thompson, necesito hablar con usted, sígame por favor.

Sin decir nada, lo seguí al parecer a su oficina, entramos y me senté frente a él, buscó en un cajón y me entrego una carpeta.

—¿Y esto? —pregunté abriéndola y para mi sorpresa...

—El expediente de Dylan O'Brien, un joven que padece de psicopatía. —juntó sus manos dejándolas sobre la mesa— Usted lo comenzará a tratar desde mañana, mucha suerte con eso, puede retirarse.

Oh por Dios...

Disaster • Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora