En cierta manera sí me incomodé a la hora de la cena, ¿cómo era posible que Zaragoza estuviera tan calmado después de haber asesinado a alguien? Lo notó. Fue más lejos. Me presumió, extendiendo el brazo, que no había el más mínimo temblor en su cuerpo. Cero ansiedades, ni remordimientos. Una vez que la decisión ha sido tomada, siguiendo los preceptos rectores de la vida, no debes titubear.
- Algún día, muy pronto, vas a poder mancharte de sangre, caminar unos pasos y sentarte feliz en una apacible mesa. Empieza con algo pequeño, una gallina, encájale un cuchillo y siente en tus manos cómo su cuerpo se va desvaneciendo. Serás como uno de mis maestros: podrás matar a tu enemigo, en la misma mesa, seguir disfrutando tu bistec y hasta continuar la conversación con el cadáver. ¡Es la mayor falta de respeto que le puedes hacer a alguien! Asesinarlo y fingir que no ha muerto. Es denigrante y poético negar la muerte del otro, muerte que por cierto tú causaste... El dominio absoluto: lo matas, lo resucitas con tus palabras, y luego, aburrido, llamas a tus empleados para que tiren en la basura ese bulto. ¿A qué horas murió? ¡Seguiste platicando con él! Tal vez hasta estaba vivo y pudo entenderte. Lo matas dos veces y ni siquiera le permites irse, hasta que tú quieres... ¿Las vas a extrañar? ¿Quién va a extrañar a una gorda presuntuosa de Suburban? ¿Quién va a extrañar a la otra? La insulsa escudera. ¡Oh, perdimos a la última "zorrita de botanero"! ¿Sabes cuántas zorrillas de botanero hay por ciudad? Mínimo dos mil.
- Creí que estaba perdiendo mi capacidad de asombro.
- Y la vas a perder pronto... Esta conversación ya fue demasiado lejos, ¿podemos continuar con la carne?
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EL IDIOMA DEL DIABLO
ParanormalUn agente de bienes raices acepta trabajar para un hombre que hace tratos turbios y ofrece servicios a "toda clase de clientes" siempre y cuando no sean pobres, ni comunes mortales. D. Zaragoza es el provedor (de casas, mansiones, haciendas y palaci...