Algunos de ellos fueron expulsados del mundo de los hombres por una infamia. No todos son victimarios. Zaragoza escucha sus historias, las valora, busca pruebas. Si un condenado sufrió una gran injusticia, el mismo patrón se convierte en juez y verdugo. Toma su pistola, como siempre, sin coraje, sin violencia, casi con pasividad, y cobra –higiénicamente- venganza. "Maté a una esposa infiel, destruí propiedades, quemé fábricas. Los perros saben que soy cómo una especie de Dios tan cruel como justo... ¿Te imaginas? ¿Te imaginas que los hombres tuviéramos la oportunidad de hablar con Dios y de que Él nos hiciera verdadera justicia? Por eso los perros me aman.
Unos cuantos, tal vez muy pocos, no son malos... Son nobles hasta la muerte, lo adoran como un arcángel ama a su señor. No son más de diez. Viven en su casa, cuidan la azotea, el patio trasero, la entrada principal y hasta prueban los alimentos de este nuevo Virrey. ¡Virrey!, también así le gusta que le llamen. Virrey D. Zaragoza.
Algunas cosas me inquietaban, lo notó; es más, parecía esperar mis preguntas
- ¿Qué te molesta?
- El asunto de la magia simple, aquello a lo que podemos acceder los mortales. ¿Son reales estos micropoderes?
- No es eso, es algo más.
- Tal vez su clasismo.
Me invitó a dar una caminata, pasear por los puestos de los mercados cercanos. Esta vez solos. Quería darme una lección, la palabrería se olvida rápido y nunca fue su estilo.
- ¿Qué busca? Ya sé, de seguro vamos a uno de esos bares. Tal vez me haga escuchar una conversación estúpida.
- ¿Tú también eres bueno adivinando las cosas? Aunque realmente se me hace tonto burlarme de los parroquianos. ¿Qué te podría enseñar con eso? ¿Quieres que nos metamos a un lugarcito con tradición, que cacemos a un viejo norteño arrogante? Yo también los odio, pendejos: "¡En Tamaulipas hay unos pescadotes así!" "Esa carretera es muy peligrosa... En 1974 yo andaba por esos rumbos". ¡Me aburren! Y no me digas aquellos que abusan de los dichos, para enchufarse. "Más vale pájaro en mano". Y los peores, esos bobitos que creen en las sonrisas de las camareras y se emocionan llamándoles por su nombre... No. Dejaré que fortalezcas tu buen gusto...
Interrumpió su perorata, una mujer treintona nos miraba insidiosa. Por un momento pensó en deshacerse de ella con una mueca, o un simple "ucha". Pero, no. Milagrosamente apareció un guiño en sus ojos.
Esta morena, de grandes mejillas y paño, reaccionó negativamente a la rendición del involuntario maestro.
- ¿Qué me ve?
- Pues no me gusta mucho su cuerpo, pero su cara me parece preciosa.
- Una cosa es el clasismo, señor, y otra muy distinta es burlarse de una mujer – Intervine.
La mujer ya se nos había plantado, los comerciantes empezaron a cuchichear, no daban crédito a que alguien se atreviera a enfrentarlo.
- ¿Te has preguntado por qué te corren de todos los trabajos, muñequita?
- Esto me parece francamente misógino, patrón.
- Esta mujer trae celular – apuntó, burlándose, a la bolsa trasera del pantalón.
- Chingue usted a su madre, viejillo culero.
- Sí la chingo, y doble si tienes más de veinte números en tu teléfono.
Tan se la atinó, que rápido se volvieron de agua esos lastimados ojos de dolor. Se le fue a golpes, la contuve... Entonces, con su teatralidad zaragociana, gritó a los comerciantes anunciando una pelea a tres rounds.
- Esto ya fue mucho, patrón. ¿Qué está haciendo?
Completamente nuevos, unos guantes rosas fueron pasados de comerciante a comerciante hasta que un puñado de marchantas se los colocaron a la retadora. Y con la misma magia, otro par fue a caer en los puños del viejo.
Dio dos brinquitos sin moverse de lugar, gesticuló. Rápido se movieron los ambulantes y se armó el improvisado ring.
Ella se le dejó venir con manotazos abiertos. Él, agachándose, la esquivó sin dificultad.
CRÉDITOS
créditos a la fotografía:http://www.perrospedia.com/como-puedo-saber-cuales-razas-estan-mezcladas-en-mi-perro/
Sin embargo, se considera que este no es un simple perro atigrado mestizo, sino un perro que ha recibido varios conjuros.
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EL IDIOMA DEL DIABLO
ParanormalUn agente de bienes raices acepta trabajar para un hombre que hace tratos turbios y ofrece servicios a "toda clase de clientes" siempre y cuando no sean pobres, ni comunes mortales. D. Zaragoza es el provedor (de casas, mansiones, haciendas y palaci...