Bombazos con Nutella

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Suena la canción con la que siempre, salvo hoy, me levantaba de un salto a cantar y a bailar, lista para lo que me echaran a la cara. Apago la molesta alarma que me ha despertado de las únicas tres horas de sueño que he tenido en toda la noche y me vuelvo a acurrucar debajo de las mantas. 

Todavía no sé qué narices le ha pasado a Nick ni por qué se ha puesto así. Le he llamado varias veces y tiene el teléfono lleno de mensajes míos, sólo para reafirmar lo patética que soy. Por supuesto no ha contestado a nada.

Ahora mismo sólo quiero intentar dormir, llorar y comer helado. Y es lo que pienso hacer. Salvo tal vez lo del helado, al menos hasta que lleguen Madd y Camila, que seguro que en cuanto se enteren vendrán con cuatro cajas llenas de comida basura y muchas películas y anime del que saben que me pone sensible y me gusta ver, mucho más en momentos como este.

Me coloco bien los auriculares, los cuales ni siquiera sé cómo pero están enredados por todo mi cuerpo, y desbloqueo la pantalla de mi móvil, encontrándome con un mensaje de Maddison que dice: "Tengo que hablar contigo. URGENTE!". Le contesto que yo también tengo cosas que contarle pero que va a tener que venir, mejor con Cam, a mi casa cuando acaben las clases, porque yo no pienso ir. No hoy.

Unos minutos después, mientras estoy concentrada en contener las lágrimas que se me están acumulando en los ojos, alguien abre la puerta después de llamar.

—¡Hey, enana! Vas a llegar tarde, levanta, Bella-Fea Durmiente.—dice Andrew. Se ríe de su propio chiste ocupado en recorrer el camino hasta mis ventanas y correr las cortinas para que entre luz.

Yo sigo escondida bajo las mantas y, aún con miedo a ser descubierta, me atrevo a hablar. Carraspeo y disimulo lo más posible mi voz de llorona.

—Hoy no voy a ir al instituto. Me encuentro mal.

La interpretación de persona que no acaba de entrar en una depresión me sale bastante bien, más que convincente. De modo que cuando Andrew se queda en completo silencio y camina cuidadosamente hasta arrodillarse frente a mi cama estoy realmente sorprendida. 

—¿A quién tengo que matar?—lo dice de una manera tan suave e incluso seria aunque sea una broma que hace que, por un momento, piense que le importo de verdad. Pero eso es completamente ilógico, hace unos días no hubiera apostado nada a que si estuviera en un incendio y él tuviera agua la tiraría, se la bebería o montaría una fiesta del agua antes que ayudarme.

Noto la mano de Andrew reconfortante y cálida sobre mi cabeza y, aunque me gusta solamente consigue que llore más. Entre tener que volver a pensar en quien "tiene que matar" y lo mal que me siento por estar tan confundida respecto a Andrew y a confiar en él no consigo sentirme mejor.

—¿Me quieres contar qué ha pasado? ¿Algo?—me acurruco más bajo las mantas y él maldice por lo bajo. 

De repente noto como la parte de la sábana bajo la que estoy que se encuentra frente a mi cara se levanta lentamente y cuando alzo la vista veo entre lágrimas a Andrew, con una sonrisa compasiva con la que me parece que me dice que me apoya y que le duele verme así. 

Lo cual sigue sin tener ningún sentido.

—No hace falta que contestes a nada, sólo dime: ¿Nutella o miel con las tortitas?—Abro los ojos con sorpresa involuntariamente al oír su pregunta y su sonrisa se ensancha. Con un gesto me incita a contestar y yo le respondo con timidez que prefiero la crema de chocolate, avellanas y azúcar.

Él asiente y con agilidad se levanta y sale de mi cuarto. 

Poco después salgo curiosa y, tras pasar por el baño y lavarme la cara, le echo una ojeada al piso de abajo. Andrew está en la cocina preparando las tortitas con el teléfono sujeto con la oreja y el hombro.

HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora