Andrew's POVLucy vuelve a arrimarse lo más que puede a mí y se restriega una y otra vez contra mi paquete. Lo cierto es que a pesar de los tópicos este tipo de tía que se comporta como una gata en celo y a quien cualquiera le vale no me gusta ni me pone lo más mínimo.
No digo que divertirse sin compromiso de vez en cuando esté mal, claro que no. Pero ya me he aburrido de todo ese rollo. Busco algo más, me he convertido en un muermo, pero no puedo evitar sentirme así. Prefiero simplemente aceptarlo y buscar lo que quiero.
—Lucy, para ya.—repito cansado tratando de apartarla de nuevo. Esto sólo consigue el efecto contrario y ella se acerca más, si es que eso es posible, pone sus manos en mi nuca y me araña en un intento de seducirme y ser sexy. Claro que ella no sabe que solamente consigue que su roce me moleste más.
—Sabes que quieres, Andrew.—Me susurra al oído segura de sí misma y se aparta un poco para mirarme a los ojos batiendo sus pestañas y mordiéndose el labio. Pero no causa ningún efecto. Supongo que es un riesgo al que te expones si eres demasiado fácil, ya seas hombre o mujer, y no sólo en el tema sexo. Te arriesgas a que se cansen de ti antes de que te puedan conocer lo suficiente para que si tu personalidad les gusta se queden por ella.
—No, Lucy. Tú quieres, no yo. Y ambos lo sabemos. Voy a llamar a cualquiera del equipo de natación o de baloncesto al que le apetezca acostarse contigo, ¿vale?—ella se limita a encogerse de hombros y a asentir.
Atravieso la sala hasta que veo a Nathan, el capitán del equipo de baloncesto. Es la versión masculina de Lucy. Ambos con el pelo rubio siempre perfectamente peinado, grandes ojos azules, poca ropa y carentes de un filtro que evite que se acuestan con todo lo que se les pone delante. Serían tal para cual si fueran capaces de mantener una relación.
—Hey, Nathan.—saludo captando su atención cuando llego hasta él— ¿Qué te parece un polvo rápido y fácil?—él se centra completamente en mí y en lo que tengo que decir y levanta las cejas incitándome a continuar—Lucy. En la zona de bebidas.—Sin perder ni un segundo atraviesa corriendo el salón y cuando llega hasta ella y antes de que se coman el uno al otro me grita para agradecerme.
Quiero volver a casa. Esto nunca me había pasado pero esta fiesta me está aburriendo, y eso me preocupa. Desde que he empezado a vivir con la mocosa de Mel cuando más me divierto es cuando hablo con ella. Aunque siempre acabemos peleando. Muchas veces quiero contestarle algo que no vaya a hacerle daño, pero termino por herirla y provocar que me odie cada vez más. Y tiene razones para ello. Soy un increíble gilipollas. Pero lo cierto es que no puedo evitarlo. Antes de que pueda pensar en lo que hago ya la he cagado. Y luego sólo puedo limitarme a mantener una fachada en la que muy dignamente pretendo que la odio, por que obviamente pedir disculpas no es una opción.
—¡Quiero otro!—me paro al oír a alguien gritar en uno de los cuartos en los que no se puede entrar. Mike es idiota, pero es mi mejor amigo y esta es su casa. No puedo dejar que nadie se ponga a follar en la habitación de sus pequeños e inocentes hermanos de siete años. Creo que los dos creen todavía en el ratoncito Pérez. No puedo dejar que cuando vuelvan a casa se encuentren envoltorios vacíos de condones debajo de las mantas o en el suelo.
—¡Eh, idiotas, la planta de arriba está prohibida! si no os gustan las reglas, pira—no puedo evitar quedarme plantado mudo en la puerta con los ojos y la boca levemente abiertos de más al ver a Mel arrodillada en el suelo frente a un gran oso de peluche marrón gritándole para que le rellenara la copa. Estaba hecha un desastre. El maquillaje se le había corrido y hacía incluso más obvio el hecho de que estaba llorando a moco tendido. Su pelo seguía precioso, pero se le pegaba algo más enredado que al llegar a la fiesta a las mejillas empapadas. Y a pesar de todo, seguía estando preciosa.
Ella mira en mi dirección, pero no parece verme realmente.
—¿Mel? Joder, estás hecha un desastre.— Suelto una carcajada y sonrío burlón. Soy idiota, joder....
Ella deja salir una carcajada rota y ahogada. Veo como se rompe por dentro y nuevas lágrimas ruedan hasta que caen de su barbilla. Si me mirara con su típica mirada chulesca y segura puede que no doliera tanto verla así. Si no sonriera. Si no pudiera ver que de verdad cree en mis palabras, no sólo en las que digo ahora, sino en las que llevo diciéndole desde que nos conocimos. Si peleara conmigo. Si me llamara de todo...puede que entonces no sintiera que mi pecho se oprime y se me hace un nudo en la garganta.
—Lo sé, Captain Obvious.—trata de reír pero esta vez ni siquiera consigue una carcajada tan desgarradora como la anterior, en su lugar un sollozo escapa de sus labios. Un sollozo al que inevitablemente le siguen otros sollozos y el llanto desconsolado propio de un corazón roto. Propio de alguien roto.—Lo siento. Ya me iba.—deja el vaso sobre la moqueta e intenta levantarse pero tengo que correr y cogerla al vuelo antes de que caiga de bocas contra el suelo. La siento en la cama y hago lo que puedo por calmarla, pero ella no me escucha, sólo llora.
—¿Porqué te disculpas? Dada la situación no importa que estés en la planta de arriba.—ella niega ligeramente con la cabeza y susurra algo que de primeras no logro entender—¿Qué?
—Siento ser así. Tan pesada y molesta. Tan fácil de dejar atrás. De olvidar. Tan llena de defectos.—a pesar de que sigue llorando ahora soy capaz de entender lo que dice.—¿No sería mejor que me fuera? papá y Claire podrían vivir una vida mucho más tranquila e íntima, Madd y Camila no tendrían que cargar conmigo a las fiestas ni preocuparse por arrastrarme a ellas, Nick podría estar con la chica que quisiera, incluso tú estarías mejor. Todo el mundo se libraría de semejante horco.—otro sollozo camuflado de carcajada se hace presente en el silencioso cuarto—Seguro que vas a decir que es la mejor idea que he tenido jamás o algo así, ¿verdad?—levanta la cabeza con una triste sonrisa plantada en la cara y no puedo evitar quedarme atrapado en sus ojos cuando se encuentran con los míos.
—Escúchame bien, por que sólo lo diré una vez. Todo el mundo estaría destrozado si te fueras, incluso yo. Y...siento lo de antes. He soltado todo lo que he pensado que era un insulto válido, no pienso nada de eso. De verdad que no eres nada fácil de dejar atrás, ni molesta, ni pesada. Eres maravillosa y jodidamente increíble y adorable. Y no sabes lo mucho que eso me molesta, Melody.
—¡No me llames así!—grita llorando de nuevo y con mucha más fuerza—¡Eres un mentiroso! ¡Sé de sobra que todo el mundo me deja fácilmente tirada y no necesito que tú trates de engañarme ni sientas compasión por mí! ¡Deja de hablar sobre lo que no sabes! ¡Quiero pruebas!—poco a poco sus gritos se vuelven susurros de nuevo—Yo quiero que alguien de verdad quiera quedarse a mi lado...
De repente algo dentro de mí se mueve, cambia, y sin pensarlo dos veces pego nuestros labios y la beso. Poco después me separo casi tan rápidamente como me había unido a ella.
—Yo quiero quedarme a tu lado, de verdad, y prometo que lo haré.
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¡Hola! Estoy de vuelta, y espero que dure.
Entre una cosa y otra me ha costado años poder volver a escribir, pero ahora ya tengo ordenador, tiempo y muchas ideas.
Mañana intentaré subir el siguiente capítulo, pero no prometo nada.
Espero que os guste, y gracias por leer mi historia.
¡Adiós!
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Hermanastros
Fiksi Remaja¿Qué pasaría si la persona que más odias ahora viviera contigo? ¿Qué pasaría si tuvieras que callarte todo lo que hace para arruinarte la vida por la felicidad de los que más quieres? ¿Qué pasaría si la persona en quien te refugias y de quien estás...