*narrador normal*
Alex y Adele estaban en camino al karaoke, ambos no sabían cómo controlar sus nerviosismo, parecían dos adolescentes enamorados de su primer amor. Ese amor que te hace mejor persona, que te ayuda a crecer, que te lleva de la mano y te toca el alma. Los dos se querían, se gustaban, sin embargo no sabían cómo expresarlo. Sobre todo Alex, quién lleva una relación de 3 años con su esposa y con 2 hijas de por medio.
*narra Adele*
Llegamos al karaoke, Alex como todo un caballero bajó del coche y me abrió la puerta. Me tomó de la mano para ayudarme a bajar y continuó a cerrarla. El lugar era súper elegante, amplio y con una enorme pantalla para poder cantar. Alex me comentó que a esta hora no iba mucha gente y por ende teníamos el local para nosotros solos. Entramos, pagamos nuestras entradas y nos derivaron al salón.
Empezó a sonar una canción que me encantaba, quería cantarla, era mi favorita, pero tenía miedo, no quería desafinar, no había perdido la costumbre de ponerme nerviosa, sin embargo esto era peor, el chico que me gusta estaba conmigo, aquí, a mi lado, me iba a escuchar cantar.
Alex notó cómo mis labios tarareaban la canción, intentaba convencerme de que la cante, no pude resistirme a sus encantos así que acepté. Se paró del sillón donde nos encontrábamos sentados dirigiéndose al Dj para pedirle que ponga nuevamente la canción y a los pocos segundos pude escuchar como empezaba. Tuve que pararme e ir al escenario, agarrar el micrófono y empezar a cantar delante del chico que logra sacar todos mis demonios.
-You've been on my mind
I grow fonder every day
Lose myself in time
Just thinking of your face
God only knows
Why it's taken me so long to let my doubts go
You're the only one that I want- empecéPodía notar cómo mi garganta empezaba a secarse, cómo mis manos sudaban frío. Trataba de no mirar a Alex para no ponerme más nerviosa, sabía que si nuestras miradas se encontraban me olvidaría la letra de la canción.
Continué cantando hasta que por fin la canción terminó. Fueron los 4 minutos más largos de mi vida. Volví al sillón y Alex no dejaba de mirarme, estaba anonadado.
-Cantas espectacular, tu voz es de otro mundo, esa ronquera al cantar es increíble, tienes mucho futuro- me dijo. No sabía qué responderle, todo lo que me dijo fue hermoso.
-Gracias- le respondí. -Y eso que no calenté- me reí
-¡QUÉ HUMILDE! Srita. Akins- dijo gritándome
Empecé a reírme cual niña enamorada. Con mi mirada fija en él lo rete a que cantara una canción. Aceptó rápidamente.
-Esta canción es muy especial para mí, me la cantaba mi mamá cuando era pequeño, ocupó toda mi infancia y hoy quiero que forme parte de mi presente- dijo. Gracias por llegar a mi vida y salvarme, no sé cómo lo hiciste, pero desde el día que te conozco no dejo de pensar en ti. Así que esto va para ti, Adele- añadió.
No sabía en dónde meter mi cara, estaba roja, sudando, quería pararme e irme, pero a la vez no, me gustó todo lo que me dijo, jamás alguien se había tomado el atrevimiento de decirme tantas cosas lindas. Estaba impactada.
-Nevermind, I'll find someone like you
I wish nothing but the best for you
Don't forget me, I beg - cantó un poco desafinado.Podía notar su mirada fija en mi, el cuerpo me quemaba, me ardía y me preguntaba para mí misma cómo hacía que mi piel se erizara. Con tan solo hablarme ya me ponía nerviosa y me encantaba todo lo que me hacía sentir.
- ¿Qué tal me fue? - preguntó
- No tan mal- le respondí. -Gracias por tus palabras, me encantaron-
-Solo dije la verdad Adele, no puedo dejar de pensar en ti- dijo, agarrandome la mano
- Al... - no me dejó terminar la oración. Alex posó sus labios en los míos, me besó lentamente, fue tierno, lindo, suave y dulce. Poco a poco aceleró el ritmo, hizo espacio para meter su lengua y yo accedí. Me gustaba lo que hacía. Coloqué mis manos en sus mejillas, acariciandolo, él hizo lo propio, pude sentir como sus manos recorría mi espalda hasta llegar a mi cintura. Nos separamos por un momento para vernos a los ojos.
- me gustas- susurró
-a mí también me gustas-
Pude ver cómo el mundo se paralizara por unos segundos, mi nerviosismo estaba a flor de piel, sus palabras hicieron que me sonrojara, pero más aún me sorprendió mi respuesta. Se lo dije y eso era lo único que ahora me importaba.
*narra Alex*
Fue el beso más tierno y limpio, ella era diferente. No sabía cómo describirla, no sabía por dónde empezar. Estaba completamente seducido por esa mujer, seducido en todas sus formas. Todo de ella era perfecto, desde la punta de su cabello hasta su risa escandalosa que se puede escuchar en toda la ciudad.
Pasamos la mejor tarde-noche, nos besamos, le dediqué una canción, le dije que me gusta, sin miedo y ella también siente lo mismo, me lo dijo, lo vi en sus ojos.
-Es hora de ir a casa- me dijo. No quería que se vaya, quisiera quedarme con ella siempre, si es posible toda la eternidad.
- Quédate un ratito más- le supliqué.
-No puedo Alex, salí de casa sin decir nada y mi mamá ya debe estar preocupada. Es muy paranoica, así que si me demoro más es capaz de llamar a al policía y darme como desaparecida-
- Te llevo- ordené
Salimos del karaoke, abrazados, le abrí la puerta del coche, entró y yo hice lo mismo. Empecé a conducir, encendí la radio y le agarré la mano, se la besé y le agradecí por la noche espléndida que me había hecho pasar.
Adele fue indicándome por donde ir para llegar a su casa, aproximadamente 30 minutos de viaje. Cuando llegamos estaba triste, quería pasar más tiempo con ella, pero me era imposible.
-Hasta pronto- me dijo, con un tono apenado
-Hasta mañana - le respondí
- ¿Hasta mañana? - preguntó intrigada
-Sí, ya veras- No dudé ni un segundo y la besé, ella me siguió.
Adele bajó del coche monstrandome su sonrisa, entró a su casa y yo regresé a la mía. De pronto llegó un mensaje a mi celular.
-Gracias por este día, X- Adele. Sonreí
-Gracias a ti por aceptar salir- le envié.
*Minutos después*
-¿Dónde estás? - Pamela. Mi corazón se paró.