*narrador normal*No había duda... se gustaban, se atraían, eran esa clase de amores que te pueden besar el alma aunque ninguno de los dos lo sepa. Son ese tipo de coincidencias más hermosas que te pone la vida, esa piedra con la que puedes tropezar mil veces, pero que siempre te va a gustar. Dicen que estos amores no se pueden describir, porque solo te das cuenta de la intensidad por la forma en que se besan, se miran y se tocan, no hay amor más puro que aquellos que vienen del alma, aunque a veces se haga cosas indebidas, aunque juegues a dos caras.
*narra Alex*
Ya han transcurrido varios días en que la misteriosa señorita no ha pasado por la disquera, para ser exactos 1 semana, me aterra el solo pensar que derrepente no podré verla nunca más y que me haya dejado marcado de tal manera con tan solo esa mirada. No podía permitirlo, pero para mi mala suerte no sabía su nombre.
Mientras trabaja, estuve pensando durante todo el día como podría hacer para contactarla , tenía que encontrar alguna forma. Me acerqué a caja , comencé a buscar las ultima ventas de la semana, y como por arte de magia aparecieron 2 compras . Me quedé perplejo al leer los nombres de los últimos CD's., Aretha Franklin y Etta James. No pude disimular mi cara de felicidad y el brillo en mis ojos cuando lei su nombre: ADELE ADKINS.
Sentí como alguien se acercaba a mi, así que apunté su nombre en un papel y lo guardé. A continuación, logré cerrar rápidamente la página antes de que pudieran ver lo que hacía. Una mano se posó sobre mi hombro a los segundos...
-Qué haces, hermano?- dijo Javier. Él era el encargado de manejar la caja, me preguntó por qué ocupaba su lugar.
- Aquí revisando las últimas ventas- le respondí, -un poco apenado porque se ha vendido algo mínimo en esta semana - tuve que mentir. Javier no podía enterarse lo que estaba haciendo, ya que le contaría a mi esposa y pondría en riesgo mi matrimonio.
No podía esperar mucho tiempo para averiguar sobre ella, a lo que dejé a Javier con la palabra en la boca. Salí de la disquera y me dirigí a una cabina de internet. Alquilé una maquina por una hora, entré a Facebook y tecleé su nombre en la opción de buscador, me arrojó muchas personas con ese nombre, pero no me fue difícil reconocer su belleza, así que no dude ni un segundo y tembloroso envié la solicitud.
*narra Adele*
Estaba un poco triste, durante una semana había decidido no volver a verlo, no ir a buscarlo, no podía mostrarme vulnerable ante él porque aunque no seamos nada me remueve todos mis sentimientos y no podía controlarlo.
Decidí prender mi computadora para hablar con mi mejor amiga, Laura Dockrill, que por cierto no se las he presentado. Ella se encuentra en Londres, es una escritora magnífica y es mi mejor amiga desde hace 10 años. Laura es muy diferente a mi, ella es muy colorida y yo solo uso ropa negra, ella puede sentarse en el piso mientras yo escojo la silla, ella es tan provocativa y yo tan conservadora, ella es mi alma gemela, el amor de mi vida.
Entré a mi Facebook para ver si Laura estaba conectada, pero no, olvidé por completo la diferencia de horario que había entre Estados Unidos y Londres, estaba a punto de cerrar sesión cuando de pronto me percaté que tenía una solicitud de amistad, abrí la ventana y leí: ALEX STURROCK.
Decidí revisar su foto antes de aceptar, se me hacía conocido, mi mente me decía que lo había visto en algún lugar, hasta que recordé. Sentía que el corazón se me quería salir por la boca, no dude ni un segundo y acepté.
AQUÍ LES DEJO EL CUARTO CAPÍTULO, ESTARÉ ACTUALIZANDO LUEGO, ESPERO LES GUSTE. GRACIAS POR LEER!