☆☆ ¡A trabajar, Lovegood! ☆☆
El Sol se asomaba tras las cortinas de la cama de la joven Lovegood, que se encontraba bien arropada y a gusto navegando en su propio mundo de sueños. Despertó al notar leves ruidos de la actividad matutina en el dormitorio por sus compañeras y voces fuera en el pasillo de chicas que iban de acá para allá preparándose y dando los buenos días a sus amigas y compañeras. Se desperezó con mucha parsimonia y se dispuso a prepararse para lo que sería un lunes cargado de estudios y pesadas tareas impuestas por el portador de su diario y al que, se supone, le debía gratitud por haberlo encontrado. Cogió su uniforme y se metió en el baño aprovechando que una compañera suya acababa de salir. Se dio una ducha rápida y se atusó un poco su enmarañado cabello. Bajando al Gran Comedor se encontró con Neville.
-Bu-buenos días, Luna –balbuceó el Gryffindor.
-Hola, Neville -tan tímido cómo siempre- pensaba la chica -es raro, siempre veo que le pasa esto cuando me pongo a hablar con él... ¿Le daré miedo?
-¿Qué, qué tal estás? –preguntó el chico intentando entablar conversación.
-Bien, he dormido de un tirón –mintió, en realidad le costó coger el sueño pensando en lo ocurrido con su diario-. ¿Lo pasasteis bien ayer?
-Sí, no estuvo mal la salida, lo malo es que Umbridge vuelve esta tarde.
-¡Oh! Es verdad... No podré salir a ver hoy a los Thestrals -exclamó apenada pensando que con la extraña sorpresa del día anterior al final no fue al bosque.
-¿A quiénes?
Luna le iba empezar a explicar a su nuevo simpatizante qué eran los Thestrals, de dónde provenían y todo un sin fin de información a cerca de ellos ya que le gustaba que otras personas se interesaran por las criaturas mágicas menos conocidas, pero en eso llegaron Hermione, Ron, Ginny y Harry.
-Hola, chicos -saludó la pelirroja.
-Escuchad -susurró Harry-, esta tarde será la última reunión que tengamos hasta después de los exámenes, a la misma hora.
-Entendido -respondió Ron-, pero entremos ya por favor, tengo mucha hambre.
-¡Oh! Ronald, siempre igual -le regañó esta vez la castaña- ¿No ves que estamos tratando un asunto importante?
-¿Y es que tú no crees que se piensa y se organiza uno mucho mejor con el estómago lleno?
-¡Tragón!
-¡Mandona!
-Oye, Harry, ¿siempre están así? –le peguntó Luna entre risas observando la escena mientras el grupo entraba al comedor.
-A veces incluso peor –le dijo con cara de resignación-. Y, dime, ¿ha habido suerte con tu diario?
-Esto... Sí... Ya sé dónde está.
-Me alegro. Es un alivio, ¿eh? –Luna asintió- Nos vemos esta tarde.
-Hasta luego –se despidió dirigiéndose a su mesa.
Allí pudo ver a lo lejos al rubio Slytherin, riéndose con sus amigos, o mejor dicho, con su séquito, y se preguntaba qué clase de tareas le encomendaría. Porque, aunque ella fuera muy lista, el chico debía tener en cuenta que estaba un curso por debajo y que no le podría ayudar en todo, pero el pacto era hacer lo él le pidiera no solo refiriéndose a los estudios y eso era lo que la fatigaba. Se podía esperar cualquier cosa de Draco Malfoy, la trataría como a los pobres elfos domésticos, pero todo era poco para recuperar su preciado tesoro.
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Secretos en la luna
FanfictionLuna ha extraviado el objeto más preciado que posee y ha ido a caer en las fauces de una serpiente llamada Malfoy. La dulce Ravenclaw hará lo que sea para recuperar su diario, pero el arrogante Slytherin no se lo pondrá fácil, lo que éste no sabe e...