Capítulo 6

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☆☆Madame Amatis☆☆

La mañana siguiente apareció muy lluviosa. Draco salió de su cama y empezó a prepararse para bajar a desayunar. Se acercó a su estantería para coger unos apuntes de Herbología que le había quitado a Longbotton y vio entre todos los libros el diario de Luna, decidió guardarlo mejor en su mesilla de noche, ya que no se acababa de fiar de algunas serpientes y por el momento era demasiado valioso para perderlo. Eso le hizo recordar qué tarea le pondría ese día a la Ravenclaw, estaba indeciso pero pensó que no había prisa. De momento estaba satisfecho con el trabajo que hizo la chica el día anterior. Por otra parte, se acordó de que la directora ya había regresado de su viaje y tendría que pasarle un informe de conducta de algunos alumnos, la mayoría de Gryffindor, así que antes de ir a desayunar se fue a su despacho. Una vez allí la directora le recibió con una siniestra amabilidad.

-Joven Malfoy, me alegro de verle.

-Buenos días, directora Umbridge, aquí le traigo el informe que me pidió.

-Bien. Siéntese un momento querido.

Draco obedeció, no pudo evitar soltar una leve risa al fijarse mejor en atuendo de su profesora. Consistía en una falda larga y un jersey de cuello vuelto con encaje, todo rosa cómo no, con pequeños gatitos blancos estampados. Daba a sensación de que si te quedabas mucho rato mirando, parecía que los dibujos se moviesen como en las fotografías que había en cada recoveco de las paredes de su despache, aunque en su atuendo no se movieran empezaban a molestar a la vista.

"¡Por Merlín! -pensaba Draco- Sabrá impartir orden pero parece que se viste a oscuras todos los días... o que solo tiene pijamas en su ropero".

-¿Le ocurre algo joven? –preguntaba Umbridge sentándose frente a él, en la otra parte del escritorio.

-No, no, nada –intentó guardar la compostura.

-Bien. Como ya le dije, esta próxima semana estaré muy ocupada organizando los exámenes y me temo que tendré que salir otra vez al Ministerio, estaré fuera otros dos días y necesito a alguien que se encargue de mi mascota.

-¿Su... mascota? –preguntó Malfoy arqueando una ceja.

-Sí –decía mientras cogía algo de debajo de la mesa. Al verlo, a Draco le pareció una bola de pelo blanca con un lazo rosa- Señor Malfoy, le presento a Madame Amatis, más conocida como Amis –explicó soltando una leve, tonta y aguda risilla.

-Em... Un placer -carraspeó- ¿Qué se supone que quiere que haga yo? -ya se imaginaba la repuesta.

-Acabo de nombrarle su cuidador.

-¡¿Qué?! –intentó seguir guardando la compostura, aunque le estaban entrando ganas de lanzarle un Tragababosas, pero era su directora.

Aún así no lo concebía, mandarle a él, a un Malfoy, al jefe de la Brigada Inquisitorial, un trabajucho como ese de hacer de niñera, y encima de niñera de un gato pomposo. Todos esos pensamientos se pasaron por la cabeza del rubio a la velocidad de la luz.

-¿Le supone algún problema? –dijo su superior arqueando una ceja.

-Pues...-no le dio tiempo a quejarse ya que Umbridge volvió a interrumpir.

-Porque, he dado por supuesto, que este encargo podría hacerlo alguien de "confianza". Usted ha demostrado estar a la altura, joven, ha sido responsable y eficiente en todas las tareas que le he mandado. En este castillo no hay amantes de los gatos tan entregados como yo, y no le puedo encargar esto a cualquiera. Sé que mi fama, para la mayoría de los alumnos no es positiva –dijo sonriente-. Quién se sabe en qué estado me devolverían a mi duce Amatis si se lo encargase a cualquier otro –hizo una pausa y empezó a acariciar a la gata, que ronroneaba pero -. No hace falta decir este encargo tan importante podría ayudarle en los temerosos exámenes... No sé si me entiende... A no ser que quiera suspender...

Secretos en la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora