Capítulo 8

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☆☆Sí yo caigo, tú caerás conmigo☆☆


Luna estaba sola en su habitación, sentada en su cama haciendo sus deberes y los de Draco. Debajo de su cama Amatis dormía plácidamente. La chica dejo un momento lo que estaba haciendo para echarle un ojo.

-Anda que, la que has armado en una sola tarde... -le dijo tiernamente lanzando un suspiro.

Empezó a recordar todo lo sucedió en la búsqueda de la refinada mascota de la directora la tarde anterior.

***

Los jóvenes caminaban rápidamente por los pasillos buscando a Amatis que parecía haberse volatilizado en solo un segundo. Miraban en todas las aulas, por cualquier recoveco.

-Es más rápida de lo que parece -comento Luna mirando a todos lados siguiendo a Draco con dificultad, el chico era muy rápido.

-Verás con Umbridge como no aparezca. ¡La próxima vez, que no la deje con los estudiantes y que se encargue de ella! -gritaba por el pasillo el frustrado Slytherin.

-Deberías calmarte, Draco.

-Malfoy para ti, te digo –se giró la chica-. ¡¿Cómo voy a calmarme?! Has perdido a la mascota de la directora. Como no aparezca me castigará, me expulsará y me cerrará la entrada de cualquier colegio de magia cercano y antes de todo eso, ¡me inflará maldiciones imperdonables!

-Espera, ¿que yo la he perdido? –dijo Luna sorprendida, aunque seguía poseyendo parsimonia y sosiego en voz.

-Sí, tú la sacaste de su cesta. Por tu culpa yo pagaré el pato de todo esto.

-Bueno, ahora mejor dicho, el gato –rió Luna.

-Calla, Lunática. No tiene gracia. Ah, y sí yo caigo, tú caerás conmigo, pienso contarle lo del pacto a Umbridge, y se pondrá más de mi lado.

-¿Estás seguro de que se lo quieres contar? –dijo la chica algo más sería arqueando una ceja- Porque te recuerdo fue a ti expresamente a quien le confió su mascota. Según he entendido, no quería que nadie más la cuidase y tú al contárselo le darías a entender que has querido desentenderte del encargo.

El chico reflexionaba y maldecía mientras recorría los pasillos apresurada mente, Luna tenía razón.

-De todas formas se me ocurrirá algo para que te castigue a ti también. Le diré que quisiste jugársela a la directora robando a la bola de pelo, y que me engañaste, o algo parecido.

-Pero si yo no he hecho nada –suspiró Luna empezando a cansarse del humor de su acompañante.

-¡Dejaste la puerta de la clase entreabierta y no cerraste la cesta de la bola de pelo!

Luna se paró en seco tomando a Draco del brazo para llamar su atención que frenase la carrera.

-Digamos que ambos tenemos la culpa –dijo calmada-. Admítelo.

-¡Suéltame! –espetó el chico enfadado apartándola con un leve empujón- Hay que darse prisa.

***

-Traviesa –dijo ya de nuevo Luna metiendo una mano bajo la cama para acariciar a la gata.

En ese momento llegaron sus compañeras de habitación.

-Hola –saludaron dos de ellas.

Luna siguió a lo suyo pero no pudo evitar sobresaltarse de repente al oír un tremendo estornudo:

Secretos en la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora