Alex

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Abrí el portón y vi la cara de Alex horrorizada. Estaba pálida, con una voz muy entrecortada y grave y estaba con una cara que parecía como si no hubiera dormido en años

-¿Que te pasó Alex? Estás pálida- le dije preocupado esperando saber que le pasaba.

-¿Podemos dar una vuelta? Te lo explicaré todo- me dijo con seriedad.

Alex, mi mejor amiga, mi primer amiga, mi platónica, la persona que más me atraía. Era raro ver a una chica de esa forma, o quizás será porque los demas veian culo y tetas pero yo no. Era simplemente hermosa, pero de gestos, de acciones y tenia algo que me hechizaba pero no sabia qué. Solo en ese momento sabía que estaba mal y quería ayudar como sea.

-Es lindo el barrio si te pones a ver. Solo esta débil, indefenso ¿No lo sientes?- me dijo Alex mirando a los pajaros colgados en los cables, estaba rara, se notaba en sus movimientos.

-Si, a veces pienso en eso. Es como si tuviera un potencial escondido pero está lleno de esta mierda- le dije mientras señalaba los árboles quemados.

-Te quiero Diego-

-Yo también Alex-

Apenas le dije eso me abrazó. Y yo hice lo mismo, la quería mucho y no lo iba a negar.

-¿Qué te anda pasando Alex?- le pregunté de nuevo.

-Es Jesús, sigue algo herido y la escuela tuvo daños graves y estoy preocupada por todo y no soporto más nada, ni los tiroteos, ni la droga, ni nada. No puedo con él- me dijo acelerada como si se hubiera sacado un gran peso de encima.

-Diego cuídalo, por favor. No he dormido en varios días pensando en eso, me escapé de casa y no quiero volver sinceramente- me dijo preocupada.

-Puedes quedarte en mi casa Alex, tranquila lo cuidaré- le dije tranquilizadola.

-¿Lo prometes?- me miró a los ojos mientras me abrazaba.

-Lo prometo- dije en voz grave.

-Eres el mejor amigo que nunca tuve en mi vida entera- me dijo haciéndome sentir un poco mal pero a la vez me sentí querido. Era una rara sensación o mas bien era el sentimiento de estar en la puta friend zone.

-Ven a mi casa, necesitas descansar- le dije soltándola.

Volvimos a casa y la acosté en mi cama y la dejé dormir tranquila, estaba cansada sin duda y me alegró poder ayudar en algo, me sentí útil, importante pero sobre todo querido.

Alex era hermana de Jesús pero no se habían enterado hasta hace dos años atrás. Eran hijos del mismo padre pero la madre de Jesús murió. El papá de Jesús era pandillero y tenia un negocio de drogas gigante por todo el Distrito 14, era muy bueno en su profesión y tenia mucho dinero. En una fiesta conoció a la mamá de Alex, se enamoraron, tuvieron una hija y luego la mujer se dio cuenta de su negocio y lo echó nuevamente a las calles pero no sin antes sacarle todo su dinero. Desde ese momento Alex vive en una familia acomodada en el Distrito 7 y Jesús vive en la pobreza del Distrito 14. Claramente nadie fue a la casa de nadie a jugar como solían decirme mis abuelos, pero si que eran tal para cual y sobre todo en las fiestas y en los recreos, eran hermanos de verdad; era esa hermandad que no se iba a romper con nada ni nadie y me gustaba que fueran así.

Tenia mucho en que pensar asi que lo mejor que se me ocurrió fue en ir a ver a Jesús, había pasado una semana y tenia que ver si estaba bien, lo necesitaba.

Si había alguien dispuesta a estar siempre ahí era Alex...

 Historias De Un Hombre En Capitol: Acto 1: RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora