Capitulo 8

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Trascurrió toda una semana, cosa que en realidad, parecieron años, en la cual no quería volver a hablar con Harry otra vez en mi vida. Era un desconsiderado, por completo. Todavía lo estaba ayudando a que pasara su clase de lenguas (aun que en el fondo es algo realmente inútil) y luego viene a imponerme sus estúpidas reglas, a ganarse a mi madre para sus fines malignos y finalmente me vuelve el objeto virgen número uno de toda la escuela, por encima de los nerds, quienes incluso se burlaban de mi.

Esta situación se estaba saliendo de control. Últimamente había sido más duro conmigo que lo corriente. Estaba desesperando por completo, sentía que en cualquier momento estallaría en ira, buscaría un arma con silenciador, tomaría un taxi hasta su casa y...

Bueno, tampoco. Pero miles de ideas similares, o quizás menos extremistas, cruzaban por mi cabeza todo el tiempo con tal de detenerlo. Aun que, a fin de cuentas, y conociéndome como lo hago, sabía que no haría nada de lo anterior y buscaría la manera de evitarlo por completo. Logan, de hecho, me dio una increíble idea y me regaló un par de audífonos con una calidad de audio de última con la cual podía pasearme por todas partes sin escuchar una sola burla, aunque si podía verlos y casi imaginármelo; de cualquier forma, disminuía mi vergüenza muchísimo.

En cuando a Harry, vale, no se acercó en toda la semana a mi casa. Yo tenía sus guías aún y él casi que ni le importaba. Ni a mi tampoco, después de todo, era problema suyo si no podía graduarse por un promedio bajo en una materia. Pienso que en cierta forma se lo merecía, por patán.

-... Mono diminuto asexual, virgen hasta los 50, o que eres tan pequeña que es físicamente imposible que un hombre pueda...- Enumeró Logan la lista de apodos que Harry y el resto de la escuela había inventado para mi, después de que se divulgó mi falta de interacción con el genero masculino.

-¡Ya entendí!- Interrumpí, casi censurandolo.

-Bueno... Y más o menos esos son los que he escuchado por estos días.

-Genial- Suspiré mientras me recostaba contra los casilleros juntos a los de Logan.

-Hey, aún tienes los audífonos, y además, la mejor selección que tengo de punk folk alemán que tengo.

-Lo sé- Sonreí de lado. -Gracias, por cierto.

-No hay de qué- Sacudió mi hombro. -Oye... El sábado habrá una fiesta en casa de Kendra...

-¿Irás con Styles?- Articulé rápidamente.

-Creo... A menos que quieras ir. Estás tan baja de nota últimamente que me preocupas

-No lo creo- Respondí velozmente. -No necesito escuchar a todo el mundo fuera de la escuela, además.

-No les prestes atención- Me besó la frente. -Piénsalo. Debo ir a clase, te veo al rato- Dijo mientras tomaba rumbo derecho por el pasillo. Le hice una seña con mi mano. Pero no nos vimos "al rato", me fui a casa. Estaba agotada. Y los últimos periodos que tenía eran de lenguas, totalmente innecesarios.

11:37 PM.

Había dormido toda la tarde como una morsa.

Dormí tanto, que cuando era la hora habitual de acostarse, no pude conciliar ni un poco el sueño. Decidí sentarme en mi cama con mi computadora enfrente, y ver, quizá, una desesperante telenovela por Netflix hasta llegar a tal punto del aburrimiento donde podría dormir otra vez. Y, efectivamente, me hallaba en la mitad de mi poco sofisticado plan cuando escuché un ruido golpear la puerta que daba al balcón de mi habitación.

Entré en pánico inmediatamente. Mi corazón comenzó a palpitar a mil por segundo y estaba completamente paralizada.

¿Sería esto como una película de terror en la cual golpean a mi puerta, pero en realidad el asesino/fantasma/demonio está detrás mío? ¿Sería tan valiente de asomarme? ¡Pero claro que no! ¡Ni que fuera inexperta en películas de terror como para saber que sus protagonistas siempre mueren por curiosos y necios!

Bullied |H.S| ✔️EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora