No Puedo Quedarme⌠John Winchester joven⌡Supernatural

Parte 3

—¿Cómo pude ser tan tonta?—Preguntó para sí misma.—Ahora ¿cómo demonios regreso?—Habló mientras caminaba y pasaba una mano por su cabello mostrando exasperación. Llegó hasta una esquina y siguió observando a su alrededor. Las calles eran desconocidas para ella, todo había cambiado radicalmente. Incluso debía aceptar que el ambiente era mucho más limpio que el de su época. —Bien. Si estoy en el pasado, se supone que no debo tocar nada o alteraría todo el futuro. Mi futuro. Mientras no toques nada, todo estará bien.—Se dio ánimos, los cuales no duraron mucho, puesto que sin querer empujó a un niño de aproximadamente unos 5 años, quien con su helado de chocolate ensució a su madre y la señora enojada quizo sacar un pañuelo para limpiarse, al retirar muy rápido la tela de su bolso, le dio un codazo a un joven manejando su bicicleta, el chico cayó encima de otras bicicletas, las cuales parecieron un dominó. Los medios de transporte cayeron atrapando la cola de un gato, el animal gritó y por reflejo salió corriendo hacia la pista por donde justamente pasaba un pequeño automóvil, la conductora era una anciana quien por no atropellar al pequeño animal se desvió del camino y chocó contra un árbol.
Camille cerró los ojos fuertemente y se tapó los mismos deseando que todo esto sea solo un sueño.
Varias personas se acercaron corriendo para auxiliar a la mujer de mediana edad, por lo que al ver que estaba bien y solo fue un gran susto, se despreocupó un poco. Resopló y agradeció en su mente no haber provocado la muerte de esa pobre mujer.

—Oye, ¿me ayudas?—Preguntaron cerca de ella. Camille dirigió su mirada en dirección a la voz, encontrándose con el chico que había caído sobre las bicicletas. El muchacho estaba atrapado entre todo y por el hecho que todos fueron a por la anciana, un joven no era tan importante para ellos en esos momentos.—¿Por favor?

—Sí, seguro.—Dijo acercándose a él y retirando algunos obstáculos. Le dio una mano y lo ayudó a ponerse de pie. El chico se sacudió un poco los pantalones por el polvo y luego sonrió.

—Gracias.

—No fue... Nada.—Respondió Camille un poco atontada mirando los ojos azules de aquel desconocido. El chico la quedó mirando con una sonrisa un poco confundido por la manera en que lo observaba.

—Bien. Tengo que irme. Mi jefe me matará si llego tarde.—Avisa el ojiazul con una media sonrisa.

La chica sacudió un poco su cabeza y parpadeando volvió a la realidad.—Ah, sí sí. Tienes que irte. Adiós.

—Gracias otra vez, ah... —Alargó preguntando su nombre.

—Ojos azules.—Contestó rápidamente con una media sonrisa. El chico la miró divertido. Se dio cuenta de la tontería que había dicho y rápidamente se corrigió.—No, es decir, Camille. Me llamo Camille, sí.

—Gracias, Camille. Soy John por cierto.—Agradeció subiendo a su bicicleta.—Un placer.—Dijo extendiendo su mano. La peli negra recibió el saludo instantáneamente.

—Igualmente.

John manejó su bicicleta con rapidez y levantó un mano como despedida siguiendo su camino.

—Demonios. Qué lindo.