Parte 18

430 66 9
                                    

Camille debía averiguar si se trataba de los mismos demonios que la estaban persiguiendo. "La señora Lenora dice que vio al diablo", recordó. Siguió avanzando entre las personas, algunas la empujaron. ¿Cómo es que había subido tanta gente en tan poco tiempo? Bien, se cansó.

—¡A un lado! ¡Soy agente del FBI!— exclamó obteniendo todas las miradas sobre ella. Incluso John miraba desde atrás confundido. —Por favor, permítanme pasar.

—¿En serio? ¿Y dónde está tu placa, jovencita? —preguntó una de las mujeres. Todos los que habían creído con la simple palabra de la cazadora, empezaron a dudar y la observaron esperando una respuesta sensata.

—Pues, obviamente no está aquí, ¿quién lleva su placa en la mañana? —interrogó haciendo que la mujer quedara mal esta vez. Todos asintieron con la cabeza pareciéndoles suficiente. —Si me permiten, hay una señora que necesita mi ayuda. Y por cierto, mirarla como fisgones no la ayudará en nada.

Las personas se hicieron a un lado y poco a poco se fueron retirando.

Camille logró entrar al apartamento de los sucesos. Vio a una señora de aproximadamente cincuenta años llorando mientras dos jovencitas la abrazaban consolándola. Tocó la puerta tres veces.

—Buenos días, ¿Señora Lenora? —saludó para confirmar la identidad de la mujer, quien asintió al instante. —Soy la agente Peterson, —se presentó repitiendo la identidad del día anterior, no tenía tiempo de pensar en un nuevo apellido. —escuché sus gritos desde el piso de abajo...

—¿Desde el apartamento de John? —preguntó la señora Lenora.

—Ah, sí. Pero mi punto es, me gustaría saber qué fue lo que pasó para ayudarla.

La señora negó con la cabeza y volvió a llorar. Las señoritas a su lado la abrazaron nuevamente.

—Es agente, no creerá lo que vi. Por eso tampoco llamaré a la policía.

—Abuela, tenemos que contarle a la agente... —razonó una de la jovencitas.

—Quizás todo tiene una explicación lógica, abuelita. —intervino la otra muchacha.

—¿Puede contarme exactamente lo que vio, Señora Lenora?

—Tome, tome asiento, por favor. —la invitó señalando su sofá. Camille obedeció.

—Con permiso, con permiso —pedía alguien que parecía cada vez más cerca.

Las cuatro miraron hacia la puerta.

Camille rodó los ojos. John terco Winchester había llegado.

—¿John? —reconoció la señora.

—Hola, Señora Lenora. Niñas. —saludó a todas. —Solo quería saber cómo estaban.

—¿Me permiten un segundo? —pidió Camille poniéndose de pie y yendo hasta el joven. Las nietas aprovecharon en prepararle un té a su abuela. —¿Qué crees que haces aquí?

—Intento ayudarte. —respondió como si fuera obvio.

—No, deberías estar abajo, a salvo de los demonios. Yo puedo con esto, sola. —aclaró con molestia.

—¿Por qué presiento que tu enojo no tiene nada que ver con que esté aquí?

—Claro que sí. Ya te dije que estás en peligro, y si los demonios están aquí...

—Si los demonios están aquí, voy a ayudarte. —interrumpió con seriedad.

Tenía un caso. Una señora estaba esperando a que la socorran y seguir discutiendo con Winchester podía tomarle todo el día.

No Puedo Quedarme⌠John Winchester joven⌡SupernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora