Parte 6

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—¿Tú crees en todo esto?—pregunta John colocando todos los ingredientes en una bolsa de papel.

—Sí, creo que es un poco obvio.—contesta con la misma frase que el
Joven había usado antes.—¿Tú no?

—No, —niega sonriendo.— pero en esta tienda debo parecer supersticioso. No se lo digas a nadie.—pide bromeando.—Te sorprendería lo furioso que se pone cada vez que alguien mira de mala gana esta tienda.

<<Te sorprendería todo lo que he visto>> piensa Camille aún sonriendo en su exterior,

—Son 24 dólares con 30 centavos.—informa viendo la caja registradora.

—Oh, sí, claro.—acepta y se arranca un collar de su cuello, el cual estaba hecho de oro. Se lo extiende.

John la miró confundido.

—Estoy perdida, ¿sí? Además, vamos, es de oro.—ofrece levantando las cejas.

El joven recibió el collar.

—¿Estás perdida? ¿Te escapaste de tu casa o algo así?

—No, yo solo me perdí y debo llamar a alguien para que sepa cómo solucionar esto.—responde con una mueca.

—Y para eso necesitas todo esto.—dice el ojiazul sin poder creérselo.

—Dejémoslo en que me perdí.—detiene la peli negra. La chica leyó por primera vez el pequeño carnet de identidad en la camisa del joven. Abrió más los ojos por la sorpresa.—¿Eres John Winchester?

—Sí, así es.

La pelinegra apretó los labios y ahogó un grito de frustración.

—Eres un maldito Winchester. ¡Un Winchester! —exclama.

—¿Eso tiene algo de malo?

—Pues, no—mintió intentando que su reacción anterior pase desapercibida—, ¿hay algún baño por aquí? —cuestiona cambiando de tema.

—Sí, seguro, está por aquí.—afirma caminando para mostrarle el pequeño cuarto.

De pronto, la campanilla volvió a sonar, mostrando a los demonios que atormentaban a Camille.
La muchacha al verlos, abrió la puerta de los servicios higiénicos y jaló con ella al ojiazul. Al estar los dos en el cuarto, le tapó la boca e intentó escuchar si se iban.

—Sh Sh.—Silenció la joven. Escuchó que se después de unos segundos de revisar la pequeña tienda, se retiraban. Soltó a John.

—¿Qué demonios, Camille?—interroga sin entender nada.

—Escucha, tú solo queda callado y todo estará bien.—recomienda sacando todos los productos de la bolsa de plástico.—No salgas aún, podrían estar buscando por estas calles.

—¿Qué? ¿Quiénes? ¿de qué hablas?

Camille empezó con la preparación del líquido. Al terminar rápidamente, lanzó la poción al espejo y dijo algunas palabras en latín para luego nombrar: Dean Winchester.

—¿Eres una bruja o algo así?

—No, y por favor Shh por ahora.

El espejo mostró poco a poco unas imágenes.
John frunció el ceño pareciéndole increíble lo que veía.

Cuando estuvo visible, se apreció a Dean lavándose los dientes. El rubio al ver a Camille a través del espejo abrió más los ojos y escupió la pasta de dientes al lavadero.

—¿Qué demonios, Camille?—cuestionó observándola.—¡Sam, Camille está hablándome por un espejo!

La muchacha rodó los ojos.—No eres el primero en decirlo.

—¿Qué sucede? ¿Me acosas de baño a baño?—pregunta asustado.

Sam llegó mirándola confundido.—¿Qué demonios, Camille?

—Sí, sí, como sea. Escuchen, usé uno de esos agujeros para escapar de unos malditos y pues, estoy en 1975. Los hechizos que conozco son para cosas simples como esta, por favor, necesito su ayuda.

—Claro, iremos por ti. —acepta el castaño.—Espera, ¿ese es...

La poción dejaba de surtir efecto hasta que el espejo volvió a la normalidad.

—¿Ahora crees en las supersticiones?

John asintió con la cabeza.

No Puedo Quedarme⌠John Winchester joven⌡SupernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora