Parte 13

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Eran las once de la mañana, ya habían desayunado. John había compartido con Camille algunas anécdotas graciosas de la tienda, donde solía trabajar. Cuando tuvo que apoyar en un "exorcismo" sosteniendo a una señora, quien aseguraba estar poseída y que por esa razón había sido infiel a su esposo, quien aparentemente creyó todo. O cuando tuvo que ayudar a que un niño vomite unas colas de lagartija que había comido de uno de los tarros de la estantería en un descuido de sus padres.

Ahora Camille estaba sentada en la alfombra de la sala mientras no estaba segura de a qué lugar mirar, por esto intentaba encontrar interesante al cuadro de dos ancianos frente a ella.

John se encontraba sentado en el sofá cerca a ella, sin saber qué más decir o contar para romper aquel silencio intenso. No podía mirarla por más de unos segundos, lo notaría, y quedaría como "acosador", o al menos eso creía él.

—Ellos son... ¿tus abuelos? —preguntó la joven señalando el cuadro.

—No. Ah, lo encontré cuando me mudé, cubre el agujero de la pared.

—Oh, —dijo asintiendo —interesante.

Y de pronto, a John se le ocurrió cómo pasar el tiempo.

—Entonces, hasta que tus amigos vengan, —empezó levantándose y yendo hasta uno de los estantes de la sala, parecía buscar algo —y considerando que no podemos salir...

Camille lo miró con curiosidad.

El joven giró y le mostró un juego de mesa, "Monopoly". Esto hizo que la muchacha riera.

—Bueno, supongo que no tienes Netflix, así que...

—Net, ¿qué? —interrogó confundido mientras se acercaba hasta ella, para luego tomar asiento frente a la misma en la alfombra.

—Yo... escojo al muñequito chistoso —dijo cambiando de tema.

El joven la miró confundido.

—¿Cuál muñequito chistoso?

—Ah, no lo sé. ¿El del sombrero chistoso en la presentación de la caja? Siempre hay uno en los juegos de mesa, ¿no? Quiero ese.

—Creo que no es una de las fichas. —dijo abriendo la caja. —Espera, ¿nunca has jugado Monopoly? Es un clásico.

Y por alguna razón, esa última frase le recordó a Dean. De tal padre, tal hijo, pensó.

—No, en realidad, nunca. Es decir, sé qué es, pero nunca lo he jugado.

Luego que John se tomara el tiempo de explicarle cada regla del juego, empezaron. Y así pasaron las horas, jugando. Sin aburrirse. Resultó que Camille era muy buena en eso o quizás solo tenía mucha suerte en el azar. Se tomaba un tiempo para planear qué comprar y qué no. Hasta el punto en el que John fue a la cárcel varias veces y tuvo que pagar por cada vez que quedaba en los inmuebles que ya había comprado su compañera de juego. Sin omitir el hecho de que la joven se burlaba de él cada vez que caía en el lugar equivocado.

—¡Monopolio! —exclamó Camille riendo. Luego se dio cuenta de lo infantil que sonó y recobró la compostura. Esto, a John solo le pareció tierno.

No Puedo Quedarme⌠John Winchester joven⌡SupernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora