3. TÍA SARA SE DESPIDE

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Estaba cagado de miedo y arrepentimiento. Dios me iba a mandar al infierno porque esa deliciosa tarde, cuando mis compañeritos empujaban a nuestra "amiga" cayó en mis brazos y froté sus piernas casi con descaro.

Eso no le gusta a Dios, pensé en aquel momento. Por eso me castigaba. Tardé en dormir. No nos hagamos tontos, todos en algún momento de nuestra vida le hemos rogado a Dios que nos perdone, le suplicamos aterrorizados. Mi tía Sara, casi cuando ya estaba yo cayendo en sueño, me pidió que le enjuagara la frente con una servilleta. Lo hice obediente y me dio las gracias. Luego me pidió que buscara un viejo libro de cocina que tenía en uno de los libreros de la sala. Con la conciencia ofuscada bajé a la sala, no me fue difícil encontrarlo entre siete u ocho libros viejos. Se lo subí. Después, como que entendí que quería que se lo leyera. Recetas de carne de cordero.

A las ocho de la mañana habló mi padre para saber si todo estaba en orden. Le dije que sí, que solamente que mi tía me había despertado para refrescarle la frente, y para que le leyera media docena de recetas.

- Pero tu tía está en coma, no puede hablar.

- No papá, no está en coma.

- ¡Salió del coma!

No pude ir a la escuela esa mañana, ni los doctores, ni mi padre ni yo nos explicamos que chingados pasó.

No pude ir a la escuela esa mañana, ni los doctores, ni mi padre ni yo nos explicamos que chingados pasó

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EL MALDITO LIBRO DE COCINA DE MI TÍA ABUELA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora