10 Fogón Modelo

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El sol pegaba con pesadez en el rubio nacimiento de su cabellera, tanto en las sienes como en la nuca, y un sudor limpio comenzaba a escurrirle. Se había quedado dormida con el arrullo del motor y los movimientos cíclicos de un vaivén de la carrocería. Acaricié su dormida boca con mi mano nerviosa y metí un dedo entre sus labios.

Con mi boca, casi sin peso, casi invisible, quise morder los lóbulos de sus orejas. Quise poner mi lengua entre los pliegues interiores de sus pequeñas orejas de niña rica. Se volteó, ¡despertó! Y me lanzó un espantoso puñetazo a mi mandíbula.

No pude detenerme, y las lagrimas comenzaron a escurrir de mis ojos. Esa era la verdad, yo era un niño de doce años y no podía adentrarme, aun, en los jardines perfumados del amor. Me sentí profundamente arrepentido, fuera de lugar. Ella era fuerte, vergonzosamente más fuerte que mi enfermizos brazos, inteligente, segura de sí misma... Tal vez ya desde entonces había algo mórbido en mí.

- Perdóname, por favor. Nunca más volverá a pasar.

EL MALDITO LIBRO DE COCINA DE MI TÍA ABUELA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora