4 TÍA SARA SE DESPIDE... Sí, otra maldita vez.

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Yo tenía doce años... Esa mañana, en la escuela, la compañerita rica me pidió el teléfono de "en casa" de mi tía. A las siete de la noche ya estaba hablando. Me dijo que su padre me invitaba a comer al próximo sábado, y que podría llevar mi traje de baño. Mi cabeza sólo pensaba en explosiones de color y mis nervios eran tantos que temía resbalar en cualquier momento con mis bobas palabras.

- ¿Tienes novio?

Mi Dios está de testigo de que no pensé en esas palabras, no sé de dónde demonios salieron. Si del cielo o del infierno. De pronto mi cabeza se bloqueó y como que no pudo seguir mis pensamientos, cuatro años después aprendí el término omnibulado, pero ese día ya me la sabía. "¿Qué dije? ¿Para qué se lo dije?"

La niña rica exhaló con tanto autocontrol que entendí ya había logrado su cometido.

- ¿Por qué?- Preguntó majestuosa y casi pude ver a través del teléfono que se acomodaba plácidamente en su sillón rojo.

- Por nada. – Contesté desbocado.

- ¿Haces las cosas por nada?- Me cocoreó pubertamente. Y cuando digo pubertamente me refiero a que ella sabía cómo molestarme para ponerme en ese lugar de descontrol donde ella podía hacer de mí lo que su antojo le sugiriese.

Me quedé callado. Eran tantas cosas al mismo tiempo, su delicioso cuerpo piñón claro, el rubio inalcanzable de su cabello rizo, su cuerpo sano, perfecto y petulante, y sobre todas las cosas: saber que yo tenía con ella una posibilidad.

Descolgaron el otro teléfono.

- Hijo, cuelga.- Escuchamos los dos clarito a mi tía.

Me despedí, amable y aterrorizado, de mi amiga rica. Subí las escaleras por inercia y sin querer pensar en lo que iba a encontrarme. Mi tía estaba en la cama, nada se había movido. Salí de esa habitación y entré despacito a la recámara donde había situado el teléfono de arriba. No había mucha luz, sin embargo, una mujer estaba sentada en la cama de ese cuarto, junto al teléfono. Era mi tía Sara.

Quise gritar, salí de la recámara, voltee a ver la otra habitación y ahí estaba el cuerpo de mi tía. Tenía doce años en ese momento, nunca más he vuelto a ser tan joven.

EL MALDITO LIBRO DE COCINA DE MI TÍA ABUELA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora